julio 15, 2011

Baby Boomers


Entre 1945 y 1964 nacieron en Estados Unidos poco más de 70 millones de niños. Esto representó la camada (espero me permitan el argentinismo) más grande nacida en territorio norteamericano. Esto dio origen al término Baby Boomers (“boom” de bebés).

Como todo país dominante en la historia, Estados Unidos acuñó y exportó esta expresión a todo el mundo (y todo el mundo la recibió sin chistar), sin importar que en otras latitudes este vocablo se ajustara o no a la circunscripción del término (por ejemplo, en México, el lapso en el que nacieron más bebés –de acuerdo al menos con el INEGI–, fue entre 1967 y 1978).

Un contexto singular
Sin embargo, son las características de esta generación las que nos importan más allá de la explosión demográfica de cada país. Es importante recordar que esta generación, al menos en Estados Unidos, nació con el macarthismo en plena efervescencia –que veía al comunismo como la encarnación misma del demonio–, lo que hizo que a muchos talentos (sobre todo judíos norteamericanos –a los que por alguna extraña razón que aun no entiendo se les llamaba “rojos”–), se les impidiera ejercer su oficio, sacándolos literalmente de toda expresión pública.

En el resto del mundo –México y Estados Unidos no estarían exentos a esto–, la generación de los Baby Boomers incubó la modificación progresiva de aspectos políticos y sociales (como el totalitarismo, la injusticia, la desigualdad y el belicismo), que iniciaron con el primer movimiento social global registrado en la historia y que trajo como primer consecuencia “La Primavera de Praga” y “El Mayo del 68” francés.

En Norteamérica, esta generación enfrentó fuerte y duramente a su gobierno en protesta por la guerra de Vietnam y en favor de los derechos civiles de la población (hay que recordar que, aunque en dos momentos diferentes, esta generación vivió los asesinatos de su presidente –JFK–, y de su líder social más importante –Martin Luther King–, así como el punto más álgido del segregacionismo racial propiciado por su mismo gobierno).

En México, la memoria colectiva aun recuerda los sucesos de octubre del 68 no obstante que la historia oficial trató de ocultarlos por muchos años y aunque la evidencia de su determinación en el devenir de la segunda parte del siglo veinte nacional haya sido irrefutable.

La Era de Acuario
El hecho es que esta generación marcó el futuro. Las décadas de los 50’s y 60’s rompen los parámetros en lo social y cultural: en lo social, desde la justa y valiente transgresión de Rosa Parks hasta los eventos que desencadenaron en la invasión soviética a la anterior Checoslovaquia, del otorgamiento del voto a la mujer en un sinnúmero de países (México entre ellos), a la quema de banderas en Estados Unidos como protesta a un Estado represor, de las barricadas en París para defender los derechos civiles en contra de un gobierno cerrado a hablar con su población, hasta la triste noche de Tlatelolco. En lo cultural, pasamos de Chuck Berry a Bob Dylan, de Elvis a los Beatles, de James Brown a los Rolling Stones, de Joan Baez a Janis Joplin, de Marvin Gaye a Jim Morrison; del pelo engomado al pelo largo (con flores, opcional, al estilo San Francisco), de las chamarras de cuero a los jeans acampanados y las camisas sueltas, del Rebelde sin Causa al Peace and Love Hippie, de la adrenalina automovilística a la experimentación psicodélica, de King Creole y West Side Story a El Graduado y Midnight Cowboy.

Características generacionales
Muchas son las virtudes de esta generación: Inconformes, rebeldes, independientes, competitivos, ambiciosos; movidos por la posición, los logros personales y el prestigio; trabajadores incansables, con buen poder adquisitivo y alto nivel de consumo (en los estratos medio y alto, por supuesto); con el gusto por romper con lo establecido y el disgusto por lo poco original.

Como lo mencioné en algún artículo anterior, plantear programas de RP para este segmento no representa una gran dificultad: el uso de Internet y sus diferentes herramientas nos resulta cómodo y útil por la enorme variedad de opciones (sobre todo informativas) que nos presenta. Leemos menos que la Generación Silenciosa pero mucho más que las Generaciones X y Y, por lo que preferimos los encartes con texto suficiente y muy claro, y si son por correo electrónico, mejor. Nos gustan los eventos de promoción de marca, siempre y cuando no nos exijan un gasto excesivo de energía y nos den, en cambio, la posibilidad de seguir vigentes. Creemos cada vez menos en los publirreportajes y nos chocan cada vez más las notas pagadas en televisión.

El único asunto es que nos estamos haciendo “mayores” y cada vez nos volvemos más quisquillosos.

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