Por Manuel Moreno Rebolledo
El escritor suizo Henri-Frédéric Amiel, fue en vida un pesimista irredento. Muy probablemente por el drama de su infancia. No obstante, de la escritura en su diario –que él mismo llamaba “la Farmacia del Alma”–, se sacarían algunos conceptos sobre política que dicen mucho. Uno de ellos, particularmente, señalaba que sin negar los hechos de la democracia, no se hacía ilusiones respecto al uso que se hacía de esos derechos cuando escaseaba la sabiduría y abundaba la bajeza.
La esencia de la democracia es, en principio, la pluralidad de voces, lo que haría suponer que la creación de nuevas instituciones políticas dentro del universo democrático de México, sería bueno. Desafortunadamente no es así. Sabemos muy bien cómo y para qué han sido utilizados los partidos políticos en nuestro país por quienes promueven su creación o, de plano, se convierten en sus dueños. Ejemplos sobran: el Partido Verde, el PT… tal como en su época lo fueron el PARM y el PPS (aunque sus fundaciones hayan sido muy diferentes, la realidad los acabó ubicando en la función que tendrían que desempeñar como parte de este sistema político).
El pasado miércoles 14 de octubre, la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó, por una votación que se dividió a cuatro contra tres, que la agrupación del matrimonio Calderón/Zavala se quedará sólo en agrupación y no como partido político.
En una sesión que se prolongó por poco más de seis horas, respaldaron la decisión que había tomado el INE con respecto a la asociación civil Libertad y Responsabilidad Democrática, exactamente por los mismos motivos. En su proyecto, el magistrado José Luis Vargas defendió la propuesta a partir de que dicha asociación recibió de personas no identificadas aportaciones, tanto en efectivo como en especie, por casi $1.2 millones de pesos. El magistrado Vargas dijo que “no se puede permitir el incumplimiento de obligaciones en materia de rendición de cuentas bajo afirmaciones de que es la autoridad, en este caso electoral, la que tiene la obligación de investigar”.
No estuvo mal. Siempre es de celebrarse que se cumpla la ley hasta en el mínimo detalle.
Sin embargo, a la hora de revisar a quiénes sí dejó pasar el máximo órgano jurídico electoral, vemos que la medición no fue hecha con la misma vara: Redes Sociales Progresistas, de la profesora Elba Esther Gordillo; Fuerza Social por México, del líder obrero Pedro Haces Barba –así son sus apellidos–; y la resucitación de lo que fue el Partido Encuentro Social (ahora Encuentro Solidario), perteneciente a la red de pastores evangelistas cercanos a la Presidencia de la República, obtuvieron su registro porque el Tribunal discrepó de las recomendaciones hechas por el INE, donde se señalaba que cada uno de ellos violaba la Ley Electoral en diferentes formas.
En los casos tanto de Redes Sociales Progresistas como de Fuerza Social por México, el INE consideró que había suficientes elementos para acreditar intervención gremial en la conformación de sus asambleas; en este último se demostró que algunos agremiados de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM) –que Haces quiere convertir en la nueva CTM al servicio de López Obrador–, tenían puestos y ayudaron en aportaciones, y donde también se aplicó el criterio de fondos no acreditables (como en el caso de México Libre), mismos que excedían el 20% previsto por ley.
También, para los magistrados del TEPJF, el caso de Encuentro Social (hoy Solidario), no tuvo problemas constitucionales –ya no digamos electorales–, de laicidad, no obstante que ya no es un secreto para nadie que Hugo Flores Cervantes, además de ser delegado de la 4T en Morelos, ha pertenecido y pertenece a congregaciones como La Casa de la Roca que –ironías de la vida–, dio en 2006 su apoyo a Felipe Calderón, y que no se deslinda de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice).
Flores Cervantes, de origen priísta (llegó hasta la subsecretaría del CEN del PRI), rompió con el tricolor para enrolarse en la administración de Felipe Calderón como oficial mayor de la Semarnat, de donde se fue por conflictos con el secretario en turno y, cuando rompe con el PAN, entra al PRD para trabajar en el gobierno del entonces D.F. como director general de Gobierno de la Secretaría local del ramo, entre 2010 y 2012.
El caso de Redes Sociales Progresistas, que dirige Fernando González, yerno de Elba Esther Gordillo, es también muy particular. De acuerdo con lo que ya había acreditado el INE, este partido sólo contaba con tres asambleas válidas, resultado de varias irregularidades, así como haber sido detectadas muchas aportaciones de distintos agremiados del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE). El 86% de quienes encabezaron asambleas constitutivas y el 66% de quienes afiliaron militantes son de dicho sindicato. Pero el Tribunal no lo vio (o no lo quiso ver).
Estos tres partidos (el nuevo, el malo y el feo), servirán –no está de más decirlo–, para construir mayorías con el partido en el gobierno al momento de apurar leyes que así convengan a los propósitos del presidente. Propósitos hasta los más indecibles.
Quizá por eso Lamartine decía que las democracias observan más cuidadosamente las manos que las mentes de quienes las gobiernan.
Mientras, seguimos sin oír ni pío.
Nos leemos la semana entrante y los invito a seguirme en Twitter: @ManuelMR.
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