julio 15, 2011

An American Prayer

Cuando este número de Merca 2.0 llegue a sus manos, seguramente ya sabrá –o casi–, quién habrá ganado las elecciones en Estados Unidos. Sin importar el ganador –para nuestro país no será grande la ganancia en terreno alguno–, lo relevante es analizar la contienda desde la óptica comunicacional.
En casi todas las campañas políticas, más en Estados Unidos donde las libertades que tienen los candidatos para llegar a los electores son de un rango muy amplio, las herramientas son cada vez más potentes y, en estas en particular, las estrategias de RP y BTL han sido más determinantes que nunca.
Sus especialistas quisieron posicionar a John McCain como al “Maverick” de su partido, para darle distancia con el vapuleado Bush. Un “Maverick” (aparte del animal, se califica así en EUA a personas con ciertas características), es quien muestra independencia de pensamiento o acción, que mantiene cierta libertad de criterio, que disiente y se rebela. Esta condición se reforzó difundiendo, por lo bajo, la historia de que “hubo algo turbio”, cuando en 2000 McCain perdió contra Bush por la candidatura republicana a la presidencia.
No obstante, las contradicciones empezaron cuando, al mismo tiempo que se le hacía ver como un “independiente”, se exaltaron su trayectoria dentro del que es considerado el partido conservador de Norteamérica y su actuación en Vietnam con sus respectivas condecoraciones –se dice conocedor del sufrimiento de los militares–. La discordancia creció cuando escogió a Sarah Palin como su compañera de fórmula, quien entre otras gracias tuvo, como alcaldesa en Wasiila, el haber querido retirar de las bibliotecas públicas a autores como Mark Twain, DH Lawrence, Burroughs, Huxley, Steinbeck y Faulkner, entre otros que sí tuvieron un pensamiento independiente.
Su jefe de campaña, Rick Davis, quien se vio envuelto con un pago no justificado por “consultoría” para Freddie Mac –si, una de las “rescatadas”–, eligió el camino al estilo Bush, promoviendo el miedo como factor contra el cambio propuesto por Obama, dedicando mucho tiempo a resaltar la inexperiencia de éste en dos puntos importantes: Política Exterior y Economía (¡!). Su estrategia se basó en darle más énfasis a los medios pagados que a otras formas de comunicación y no creyó adecuado asociar a McCain con personajes populares, sobre todo, entre la juventud de su país.
Por su parte, David Plouffe –jefe de campaña de Obama–, fijó un discurso de unidad y cambio, aplicando la frase napoleónica de que “en política hay que sanar los males, jamás vengarlos”. Decidió hablarle a todos, sobre todo a los jóvenes, “por todos los medios posibles”, creando organizaciones de votantes (y donantes) en todos los Estados, sobre todo en aquellos donde el posicionamiento republicano era mayor, para que a la gente le hablara la gente, no los políticos. A diferencia de su oponente, la TV serviría, en mayor medida, para expresar lo que la gente sintiera de Obama; creó canales especiales en Internet; abordó todas las redes sociales posibles y la proliferación de dotcoms en apoyo a su candidato tuvo un registro récord en la historia. Le quitó la corbata y el saco en sus presentaciones en público para acercarlo todavía más al elector medio. Enfatizó los mensajes en salud y educación, dos temas, sobre todo el primero, esenciales para generar una esperanza de cambio. Sobre la economía, la oportunidad le dio a Obama el tiempo de revirar diciendo que la crisis la habían provocado quienes decían tener la experiencia.
Ante un mensaje y un carisma de fácil incubación –las honestas palabras nos dan un claro indicio de la honestidad de quien las pronuncia o las escribe, decía Cervantes–, no fue difícil atraer a esas personalidades con las cuales Davis no quiso tener contacto. Además de su participación en spots (pagados en su mayoría por las organizaciones a favor de Obama), muchos hicieron en forma gratuita videoclips que subieron principalmente a YouTube con una difusión tan grande que la TV las tenía que dar como noticia.
Uno de esos videos, American Prayer –nombre y partes tomados del album de The Doors–, donde aparecen Forest Whitaker, Jason Alexander, Whoopi Goldberg, Cindy Lauper, Joan Baez, Macy Gray y Joss Stone entre otros, se convirtió, en la parte final de la campaña, en el emblema del cambio representado por Obama. Su autor, Dave Stewart (exEurythmic), dijo que cuando escribió la canción, Bono ensambló la letra de una forma en que la gente pensara en el hecho de que “América”, como concepto, era una gran idea basada en los cimientos de la igualdad.


Ahora hay que estar alerta a que esa esperanza de cambio no resulte también un fiasco.

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