Fuente inagotable de frases
ingeniosas, Óscar Wilde decía que, a veces, quien cuenta una verdad, tarde o
temprano puede ser descubierto.
Wilde, maestro (muy
probablemente con toda la conciencia del mundo) de todo aquello relacionado con
la generación de percepciones, branding
personal, marketing viral y todas esas actividades de comunicación que mucha
gente –con escaso contexto cultural–, cree que son de nuevo cuño, nos trataba
de decir con esto que la percepción siempre será mucho más poderosa que la
verdad porque, con la debida difusión, esta prevalecerá por más increíble que
parezca.
Darle la
vuelta
El Spin doctoring, aunque no lo parezca (y en muchos casos no se le
reconozca como tal), es una actividad que cae dentro de las actividades de
relaciones públicas y que es en cierta medida común en nuestro país.
El Spin doctor es la pieza clave en la gestión de la opinión pública
pues se encarga de asegurarse que diferentes tipos de auditorios entiendan la información
desde determinada perspectiva. Esto es muy útil en programas de manejo de
crisis (a nivel empresarial u organizacional en general), pero sobre todo es
increíblemente útil en periodos de campañas políticas. Al mismo tiempo, es la
persona encargada de administrar y revertir el control de daños que cualquier
información pueda generar.
Negar sin negar, pedir
disculpas sin hacerlo directamente, señalar que los errores ocurren (aunque no
por la persona o compañía a quien se representa), emitir discursos donde se
asumen verdades no completamente probadas o donde se dan a conocer políticas
impopulares envueltas entre otras medidas más populares, son algunas de las
técnicas utilizadas por el Spin doctor.
Una ética
cuestionable
Otra de sus actividades –la
cual requiere muchas veces de un alto nivel de creatividad (y en ocasiones una
falta de ética absoluta)–, es la generación de distracciones conocidas
popularmente como “cortinas de humo” sobre la información que incrimina o que
incita a la investigación. Estas se utilizan finalmente para eso, para quitarle
toda la atención a lo que está poniendo en peligro la reputación de los
clientes a quienes se asesora.
Cuando la ética se vive
como la sentencia de Mencken que dice que vivas de manera que puedas mirar fijamente
a los ojos de cualquiera y mandarlo al diablo, todo esto se vuelve
cuestionable. Sin embargo, los spin
doctors actúan prácticamente con el mismo código con el que lo hacen los
abogados (todos merecen ser defendidos sin importar el crimen que hayan cometido),
en este caso, se encuentran más comprometidos con el cliente que con sus
propios valores (aunque, desde luego, todo eso se vuelve cuestión de enfoques).
Los hay
por todas partes
Durante años, algunas
empresas han utilizado –por ejemplo–, testimoniales y noticias “construidas” o
falsas para cambiar la percepción de algunos consumidores sobre un producto o
marca determinados, haciéndoles ver que hay mucha gente satisfecha con la
compra o el servicios recibido. No obstante el monitoreo y cambio de leyes para
que esto no suceda en México, la acción de COFEPRIS en ese sentido es muy pobre
pues seguimos viendo la proliferación de productos milagro que utilizan este
tipo de técnicas con el fin de atraer cada vez más consumidores.
No es de extrañar haya un
equipo de spin doctoring trabajando,
por ejemplo con el presidente de México, de hecho, nada debiera extrañar que
hubiera un spin room (como se
denomina al lugar donde se reúnen los spin
doctors a desarrollar la estrategia, planeación y ejecución misma de
actividades que tiendan al cambio de percepciones); no es de extrañar tampoco
que, cuando una empresa llama para solicitar un programa de manejo de crisis,
lo que en realidad está pidiendo es un trabajo de este tipo.
A manera
de conclusión
Por supuesto, es muy
difícil que alguien se ostente como el estratega de un spin: normalmente es algo que queda solamente entre el cliente y
quien le provee el servicio. Los podemos, eso sí, ver en alguna películas y
series de televisión que ilustran este trabajo en buena medida aunque no
totalmente (hay que recordar que la realidad siempre rebasará ala ficción).
En nuestro país y dada la
gran apertura que ahora tienen los medios, los servicios de este tipo son cada
vez más solicitados: por fortuna cada vez son más los políticos que han
entendido que es mejor dar un spin a
un baño de plomo.
Miyamoto Musashi, un famoso
guerrero del Japón feudal del siglo XVI, más conocido por haber escrito un
tratado de artes marciales conocido como “El Libro de los Cinco Anillos”,
escribió que la observación y la percepción son dos cosas diferentes, pues el
ojo que observa es más fuerte y el ojo que percibe es más débil.
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