Normalmente, cuando alguien
visita al médico y después de algunos estudios (cuando es el caso), el médico
genera un diagnóstico y en consecuencia receta, no conozco ser humano que no
haya estudiado medicina que haga algún reparo al respecto. Lo consideramos tan
experto en el tema y a nosotros tan ajenos a éste que, por muy amargo que sea
el medicamento nos lo tomamos. Hay casos, inclusive, que son utilizados
placebos por los médicos tan sólo para que el paciente se sienta mejor y lo
logran, sin que el paciente sospeche siquiera qué fue lo que pasó.
Prácticamente sucede lo
mismo con contadores y abogados a quienes entregamos nuestros números y nuestra
situación legal como cheque al portador y sin cuestionar absolutamente nada
para que, mediante sus artes y oficios, hagan lo que mejor sepan hacer y nos
entreguen buenos resultados. ¿Por qué la comunicación (incluidas sus
disciplinas y herramientas –especialmente la que comprende a las redes sociales–),
son tratadas en forma diferente? Pareciera que hoy todos tienen la preparación
para opinar de su utilización, efectividad, formas y contenidos.
Una
posible explicación
Es un hecho que el mundo se
está rejuveneciendo gracias al uso de las nuevas tecnologías que cada vez más
acceso general tienen. También el fenómeno ocurre en forma cronológica. Tanto
clientes como los encargados de atenderlos desde agencias a consultoras, están
siendo cada vez más jóvenes (con todos los defectos y virtudes que ello implica).
Es innegable también, que a
todos ellos les entusiasme innovar desde una plataforma que creen conocer sólo
porque la utilizan de forma personal no obstante la disponibilidad de cursos,
seminarios –y bueno, hasta diplomados–, que actualmente se ofertan para los
usos de las redes sociales en mercadotecnia (ya que no quieren pagar por una
buena cultura, cuando menos que lo hagan por una buena técnica).
Twitter
De las dos redes más
populares, sin duda alguna la que presenta una mayor complejidad por la
estructura y el mensaje que debe ser definido, después codificado y al final
emitido es Twitter.
Ya el simple hecho de
limitar a 140 caracteres el mensaje, independientemente de lo que éste debe
decir o no, plantea varias preguntas que sin duda deben resolverse. La primera
de ellas es autodefinir (para la marca que vamos a trabajar en las redes), el
tono de comunicación que debemos implementar, la forma de comunicación que
debemos formular y el respeto por el idioma que debemos guardar. Hay marcas a
las que –por sus audiencias–, les importa un bledo el uso correcto de la
puntuación como parte de la ortografía (algo que convencionalmente es
infinitamente criticable), pero que no se sustrae al hecho de que ni las
audiencias ni las personas detrás de las agencias leen salvo lo que ven en sus
pequeñas pantallas móviles.
Su utilización con
características de una mala ortografía, habla del poco poder de síntesis de
quien así lo hace: todo (o casi) es posible meterlo en 140 caracteres
sabiéndolo acomodar. Una marca seria nunca debe fragmentar vocablos ni
sintetizar morfemas.
Twitter es una red social
que todavía tiene muchos aspectos por explorar y que ya es, sin duda, una
herramienta imprescindible.
Facebook
Facebook, por su parte, es
una red probadamente menos complicada para el trabajo de construcción de
reputación. De hecho, esta red ya cuenta con toda una estructura de soporte
comercial para la creación de una página especial con foros de discusión sobre
el tema que a la marca convenga tratar, con fotos de producto inmejorable, con
asistencia casi automática de envío de invitaciones a eventos y un cúmulo de
mini aplicaciones que pueden hacer de tu página en esa red algo innovador y
hasta divertido.
En Facebook la marca debe
de hacerle sentir al usuario de su página el confort necesario para explayarse
aunque, al igual que sucede en Twitter, la marca debe mantener –aunque el tono
no sea tan formal–, un estricto control de calidad en las formas de los
mensajes que emite (y para quien hasta aquí no lo haya entendido), estamos
hablando de formas gramaticales y lenguaje debidamente articulado.
En un
esfuerzo por clasificar
Las cuentas que en redes
sociales tiene una marca NO deben manejarse como si fueran las cuentas
personales. NO utilizan la misma semántica por una razón: tienen objetivos
diferentes.
En esos casos, si el
trabajo es de construcción de reputaciones debe ser realizado por expertos en
relaciones públicas: dejarlo en manos inexpertas o en clientes que creen saber
todo sobre estas herramientas, puede ser increíblemente contraproducente.
“Zapatero a tus zapatos”,
sería el refrán que mejor aplica y que, aún quienes lo pregonan, se abstienen
de aplicarlo.
Los invito a seguirme
en Facebook o por Twitter: @ManuelMR.
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