septiembre 06, 2013

El Equipo


Alexander Pope, uno de los grandes poetas del siglo XVIII, decía que el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.

Desconozco si el equipo de futbol Guadalajara tiene un equipo de relaciones públicas de respaldo –supongo que no, puesto que no he oído desmentidos o búsqueda de reinterpretaciones sobre los dichos de su dueño que, a todas luces, resultan equívocos, lo menos–; de tenerlo lo más probable es que hubieran sacado una explicación más o menos “ajustada” a su desbocado “en cinco años seremos un equipo mejor que el Barcelona”, sobre todo cuando el desempeño del equipo en esta y varias temporadas ha sido tan ridículamente popular que se ha vuelto trend topic en redes sociales.

La historia de una engañifa

Cuando un político nos da promesas de campaña, normalmente estamos genéticamente programados a saber que no las cumplirá porque la sabiduría popular da para conocer de quién esperar algo y de quién no. Pero cuando un empresario que decide comprar al equipo de futbol que hasta hace cinco años era el más popular de México y promete que en cinco años (de esto ya hace once), lo hará el mejor equipo del mundo y que tendrá el mejor entrenador del orbe, pues cualquiera se entusiasma.

El problema comenzó cuando sin oficio ni experiencia, el actual dueño del equipo comenzó a tomar las decisiones de tipo deportivo del Club y esas decisiones no se toman como las de una empresa multinivel –en la que sí parece tener mucha experiencia–, en donde no importa si el producto representa un engaño para el consumidor o no (debido a que desafortunadamente no está regulado) y donde el trabajo de comunicación profesional es nulo pues se deja al libre albedrío –“capacitación” previa–, del propio equipo que conforma la pirámide.

La intromisión del dueño en lo estrictamente deportivo del club, sumada a su desconocimiento y obstinación –dicen–, sobre cómo dirigir un equipo de futbol, ha llevado al equipo más emblemático del futbol nacional a su situación actual.

Los resultados

Hay contradicciones que hacen pensar que el equipo se ha manejado en forma visceral. En once años sólo ha habido un campeonato (después del cual el dueño dejó ir o corrió –no lo sé–, al DT que los hizo campeones); sólo ha habido dos lideratos (en ninguno de los dos ha terminado como campeón); a los técnicos más ganadores (José Manuel de la Torre y José Luis Real) los ha removido sin el menor recato –a uno lo corrió y al otro lo “reubicó”– y se empeña en presumir que la cantera es suficiente para hacer a un equipo campeón.

En ese sentido, cualquier asesor le podría informar al dueño que un equipo como el Barcelona no se basa en su cantera para ser lo que es; ni el Manchester United, ni el Milán, ni ningún otro de los equipos a los que tanto aspira él mismo a que el Guadalajara se asemeje. Pumas de la UNAM, un equipo más ganador que las “Chivas” en las últimas temporadas ha apostado a dos cosas: continuidad y un soporte de veteranos que da a la cantera seguridad y motivación al juego.

Hay algo que cualquiera con un mínimo de años de afición puede decirle al dueño: todos prefieren jugadores de primer nivel (aunque sean comprados), que un elefante blanco –el estadio Omnilife–, que sólo sirve para las reuniones de su empresa multinivel. El estadio ya está. Ahora hay que buscar un socio que aporte capital para los mejores jugadores.

En conclusión

Como podemos ver, el problema trasciende al ámbito de las relaciones públicas.
El producto (Chivas Rayadas del Guadalajara), está dañado. Como muestra dos botones: Tengo entendido que la marca que patrocina sus playeras (Adidas), vendió menos de la mitad de lo que esperaba vender este año; el otro ejemplo, su estadio que no ha tenido un solo lleno y la compra de boletos para ver al equipo va en caída libre.

No creo que alguna empresa de Relaciones Públicas sea capaz de desmentir (o tratar de componer, las torpezas que sin cortapisas su dueño a dicho a bocajarro); no creo tampoco, que al mismo tiempo puedan emprender un programa de manejo de crisis, sobre todo cuando la noche puede ser muy larga; tampoco creo que pueda establecer un programa de construcción de reputación de alguien que se empeña, día con día, en desmoronarla cuando se va de boca y, por último, no creo que, al mismo tiempo, alguien pueda posicionar al Guadalajara como al Barcelona cuando, al menos hoy, ya ni a su acérrimo rival –el América–, se parece.

Salomón, quien tenía fama de darle verdadero valor a la justicia, decía que donde hay soberbia, allí sin duda, hay ignorancia y donde hay humildad, se encontrará sabiduría. No es un mal precepto por dónde comenzar de nuevo.

Los invito a seguirme en Facebook o por Twitter como @ManuelMR.

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