Alexander Pope, uno de los grandes poetas del siglo XVIII, decía que
el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a
inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.
Desconozco si el equipo de futbol Guadalajara tiene un equipo de
relaciones públicas de respaldo –supongo que no, puesto que no he oído
desmentidos o búsqueda de reinterpretaciones sobre los dichos de su dueño que,
a todas luces, resultan equívocos, lo menos–; de tenerlo lo más probable es que
hubieran sacado una explicación más o menos “ajustada” a su desbocado “en cinco
años seremos un equipo mejor que el Barcelona”, sobre todo cuando el desempeño
del equipo en esta y varias temporadas ha sido tan ridículamente popular que se
ha vuelto trend topic en redes
sociales.
La historia de una engañifa
Cuando un político nos da promesas de campaña, normalmente estamos
genéticamente programados a saber que no las cumplirá porque la sabiduría
popular da para conocer de quién esperar algo y de quién no. Pero cuando un
empresario que decide comprar al equipo de futbol que hasta hace cinco años era
el más popular de México y promete que en cinco años (de esto ya hace once), lo
hará el mejor equipo del mundo y que tendrá el mejor entrenador del orbe, pues
cualquiera se entusiasma.
El problema comenzó cuando sin oficio ni experiencia, el actual dueño
del equipo comenzó a tomar las decisiones de tipo deportivo del Club y esas
decisiones no se toman como las de una empresa multinivel –en la que sí parece
tener mucha experiencia–, en donde no importa si el producto representa un
engaño para el consumidor o no (debido a que desafortunadamente no está
regulado) y donde el trabajo de comunicación profesional es nulo pues se deja
al libre albedrío –“capacitación” previa–, del propio equipo que conforma la
pirámide.
La intromisión del dueño en lo estrictamente deportivo del club,
sumada a su desconocimiento y obstinación –dicen–, sobre cómo dirigir un equipo
de futbol, ha llevado al equipo más emblemático del futbol nacional a su
situación actual.
Los resultados
Hay contradicciones que hacen pensar que el equipo se ha manejado en
forma visceral. En once años sólo ha habido un campeonato (después del cual el
dueño dejó ir o corrió –no lo sé–, al DT que los hizo campeones); sólo ha
habido dos lideratos (en ninguno de los dos ha terminado como campeón); a los
técnicos más ganadores (José Manuel de la Torre y José Luis Real) los ha
removido sin el menor recato –a uno lo corrió y al otro lo “reubicó”– y se
empeña en presumir que la cantera es suficiente para hacer a un equipo campeón.
En ese sentido, cualquier asesor le podría informar al dueño que un
equipo como el Barcelona no se basa en su cantera para ser lo que es; ni el
Manchester United, ni el Milán, ni ningún otro de los equipos a los que tanto
aspira él mismo a que el Guadalajara se asemeje. Pumas de la UNAM, un equipo
más ganador que las “Chivas” en las últimas temporadas ha apostado a dos cosas:
continuidad y un soporte de veteranos que da a la cantera seguridad y
motivación al juego.
Hay algo que cualquiera con un mínimo de años de afición puede decirle
al dueño: todos prefieren jugadores de primer nivel (aunque sean comprados),
que un elefante blanco –el estadio Omnilife–, que sólo sirve para las reuniones
de su empresa multinivel. El estadio ya está. Ahora hay que buscar un socio que
aporte capital para los mejores jugadores.
En conclusión
Como podemos ver, el problema trasciende al ámbito de las relaciones
públicas.
El producto (Chivas Rayadas del Guadalajara), está dañado. Como
muestra dos botones: Tengo entendido que la marca que patrocina sus playeras
(Adidas), vendió menos de la mitad de lo que esperaba vender este año; el otro
ejemplo, su estadio que no ha tenido un solo lleno y la compra de boletos para
ver al equipo va en caída libre.
No creo que alguna empresa de Relaciones Públicas sea capaz de
desmentir (o tratar de componer, las torpezas que sin cortapisas su dueño a
dicho a bocajarro); no creo tampoco, que al mismo tiempo puedan emprender un
programa de manejo de crisis, sobre todo cuando la noche puede ser muy larga;
tampoco creo que pueda establecer un programa de construcción de reputación de
alguien que se empeña, día con día, en desmoronarla cuando se va de boca y, por
último, no creo que, al mismo tiempo, alguien pueda posicionar al Guadalajara
como al Barcelona cuando, al menos hoy, ya ni a su acérrimo rival –el América–,
se parece.
Salomón, quien tenía fama de darle verdadero valor a la justicia,
decía que donde hay soberbia, allí sin duda, hay ignorancia y donde hay
humildad, se encontrará sabiduría. No es un mal precepto por dónde comenzar de
nuevo.
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