De acuerdo con Pascal, el incisivo filósofo del siglo XVII, el arte de
persuadir consiste tanto en el agradar como en el de convencer, ya que los
hombres –de acuerdo con lo que decía–, se gobiernan más por el capricho que
por la razón.
A finales del siglo XVIII, en diciembre de 1791 para ser precisos, la
Convención de Filadelfía, (conocida también como la Convención Constitucional),
aprobó la Carta de Derechos entre los cuales figuraban las diez primeras
enmiendas de la Constitución de los Estados Unidos de América.
Una de ellas, la segunda enmienda, es la que nuevamente se encuentra
en el centro de la controversia por la serie de hechos que han sucedido en
Estados Unidos desde la matanza de niños en la escuela Sandy Cook en Newtown,
Connecticut.
La segunda enmienda (que da derecho a cualquier ciudadano
norteamericano mayor de edad a comprar y poseer armas de fuego) tuvo, como
espíritu, seis propósitos fundamentales: derribar gobiernos tiránicos; repeler
invasiones; suprimir insurrecciones; facilitar un derecho de defensa propia;
participar en la aplicación de la ley existente; y permitir a la ciudadanía
organizarse en milicias, lo que da cuerpo e inspira a los minutemen originales que nacen en los tiempos de las Trece Colonias
y que
formaban una milicia de primera generación europea ya nacidos en América,
listos para pelear por las tierras robadas a los nativos, respondiendo “al
minuto”, de ahí el nombre.
Hay dos datos que revelan la gran importancia de acentuar el tema: 1) Que aunque el
espíritu de la Segunda Enmienda haya sido proteger las propiedades de los
ciudadanos, terminó por desproteger a los ciudadanos de sí mismos; y 2) De
acuerdo con estadísticas que acaban de publicarse, Estados Unidos es el país
con más ataques sociópáticos (y por mucho) con relación al resto del mundo.
¿Qué nos deja eso? Una ley que ya sólo
sirve para mantener una industria fundamental en la codependencia de
narcoestados y Estados represores y, al mismo tiempo una industria al servicio
de gobiernos que se han servido de infundir el miedo a una sociedad cada vez
más psicótica (en lo general, por supuesto) dada su obsesión en lo que llaman
"seguridad nacional", lo que lleva a un inevitable proceso de
contagio que lleva a la xenofobia y a diferentes patologías de los individuos
con su entorno social.
Ahora bien, los cabilderos del equipo de Obama –que junto con muchas
organizaciones civiles contrarias a la segunda enmienda tal y como está–,
pretenden convencer a la parte menos radical del partido republicano para
deshacer el nudo gordiano que representa esta ley, tienen datos que pueden
influir en la decisión. Algunos de estos datos (confirmados con estadísticas)
son los siguientes:
Las matanzas en Estados Unidos no son raras, desde 1982, al menos han
ocurrido 61 asesinatos masivos relacionados con armas de fuego obtenidas
legalmente; 15 de los peores asesinatos masivos en los últimos 50 años han
ocurrido en territorio norteamericano; de los 11 asesinatos más sangrientos
ocurridos en Estados Unidos, 6 han ocurrido de 2007 a la fecha; el sur es la
región más violenta en Estados Unidos; la tenencia de armas en Estados Unidos
va declinando; más armas tienden a significar mayor número de homicidios; los
estados con más estricto control de armas tienen menos muertes.
No obstante todos los datos presentados, en lo general, el control de
armas no es precisamente popular, políticamente hablando. Desafortunadamente,
la percepción de la población en Estados Unidos sobre incrementar el control de
armas, no se ve afectada por los asesinatos como el de Connecticut.
Por si fuera poco, el cabildeo enfrenta a una nueva idea surgida de
las filas más radicales y conservadoras de su país. Wayne LaPierre,
Vicepresidente Ejecutivo de la NRA (National Rifle Association), le ha
propuesto al congreso de Estados Unidos una solución tan absurda como
peligrosa: no sólo que haya más guardias armados en las escuelas, sino que se
arme a los maestros con el objeto de que puedan también ser “vigilantes” en los
centros de educación, y ha expresado uno de los disparates más grandes que se
han escuchado en todo este tema: “La única manera de parar a un ‘hombre malo’
armado, es con un ‘hombre bueno’ armado”.
Esta terrible situación que vive Estados Unidos y que definitivamente
afecta a nuestro país, no tendrá una salida rápida pese al trabajo de los
cabilderos y también a que ahora es un buen momento para replantear el tema no
sólo por los sucesos de Connecticut y la atención puesta en la violencia en otros
estados, sino por el capital político con que cuenta Obama al estrenar su
segundo mandato.