noviembre 01, 2012

Yes, We (Still) Can


El 44º presidente de Estados Unidos, Barack Obama, buscará reelegirse el próximo 6 de noviembre para un segundo mandato.

No obstante marcar un hito en la historia de ese país al convertirse en el primer afroamericano en llegar a la Casa Blanca y de ganar por un amplio margen electoral a un forzado John McCain (postulado por un castigadísimo partido republicano), los logros de lo que parece ser ésta su primera etapa de administración, han sido muy regateados por los republicanos, sobre todo por quien aparentó tomar un segundo aire después del primer debate (hace casi un mes), su nuevo contendiente Mitt Romney.

El contexto
Cuando Obama inició su campaña por la candidatura demócrata hace poco más de cuatro años, tenía un pequeñísimo reconocimiento a nivel nacional (no eran muchos los que, fuera de Illinois, ubicaban su nombre) y, aunada a esta desventaja había otra más terrible: tenía pocos recursos.
Sin embargo, al momento de lanzar su candidatura, el entonces senador por Illinois ya tenía perfectamente listo y puesto en la red un sitio con una serie de herramientas que le permitirían no sólo remontar la desventaja inicial que tenía contra Hillary Clinton y John Kerr en las internas de su partido, con mensajes claros y sin agresión al contrario; sino también le ayudarían a movilizar adeptos a su campaña por todo el país y le permitirían recaudar fondos.

El uso de las redes
Además de su sitio, quienes se hicieron cargo de su comunicación política, tuvieron la inteligencia de utilizar uno de los recursos de la práctica de relaciones públicas más económicos y efectivos que pueden existir para posicionar, sobre todo ante públicos tan numerosos como los jóvenes: construir cyberlebrities.

Además tuvieron el acierto de incluirse en sitios como MySpace y Facebook que eran los sitios más ampliamente utilizados por estudiantes universitarios, ganando con esto un mucho mayor número de partidarios (hoy, adicionalmente, utiliza a Twitter como el gran amplificador de su discurso).
Además de Internet, pero debido fundamentalmente a esta herramienta, la campaña de Obama estuvo marcada hace cuatro años por la esencia clave de toda actividad BTL: el acercamiento con sus públicos. Quien no entienda que el valor más importante que un candidato puede tener es el acercamiento con sus públicos (hacerles vivir la experiencia), es mejor que siga con su tradicional agencia de publicidad.

El logro más importante
Sin embargo, para tener un panorama más claro de lo que Barack Obama logró, habría que analizar también las adversidades que venció. La primera, que no era una personalidad de primera línea en las filas demócratas como Clinton o Kerry; la segunda, que aunque el carisma de Obama es tan fuerte como el de Hillary Clinton, éste no era conocido; la tercera, y la más fuerte, es que en una sociedad tan marcadamente racista –aun ahora– como la norteamericana, habría que vencer la vieja sentencia de la política estadounidense que decía que “la Casa Blanca es blanca no sólo por el color del cual está pintada”.

Cuatro años después
Hoy los métodos han cambiado. Ante la obviedad de que no es lo mismo contender siendo oposición que contender siendo gobierno, Barack Obama enfrenta no sólo la crítica de Mitt Romney y de todo el grupo republicano con influencia en el electorado sino, y lo más importante, el juicio de gran parte de esos votantes que lo llevaron al poder y que ahora sienten que las cosas no han funcionado como esperaban.

Debido a ello, su comunicación ha pasado a la defensiva dejando que la parte de propuestas agresivas venga de Romney.

En la mayor parte de su discurso, Obama ha tenido que defender sus dos grandes temas: Economía y Salud (que son las que afectan al gran electorado), dejando en un segundo plano los temas de Inmigración –donde justamente ha criticado a los republicanos por no apoyar el DREAM Act–, y de Política Exterior comprometiendo con ello a buena parte del voto latino y en gran medida al voto de los sectores moderadamente conservadores que lo prefieren a él antes que al candidato republicano.

Sin embargo, el asunto está en el “cómo”. El Romney que hemos visto ha intentando convencer a las bases de su partido de que es uno de ellos pero llevando a los debates a un candidato moderado-razonable. Es una estrategia sensata en una campaña en que la mayoría de los votantes ya han decidido. Por su parte, Obama se ha dedicado a defender su mandato reconociendo que no es perfecto.

No obstante, Obama cuenta con un arma que, como discurso adicional y como parte de su imagen será determinante para que retenga la presidencia: Michelle, su mujer, quien se ha convertido en una presencia tan fuerte que, sin duda, cautiva.

Los invito a seguirme en Facebook o por Twitter: @ManuelMR.

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