febrero 15, 2012

Carta Abierta a Jorge Vergara


Señor Vergara:

Usted perdonará que no inicie la misiva como generalmente se hace con un “estimado” o “apreciable” pero, en primer lugar no utilizo esas entradas con quien no conozco y, en segundo, para mí es un hecho que no amerita.

Alexander Pope, uno de los grandes poetas del siglo XVIII que seguramente Usted, por sus múltiples ocupaciones desconoce, decía que el que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera.

Desconozco si Usted tiene un equipo de relaciones públicas de respaldo –supongo que no, puesto que no he oído desmentidos o búsqueda de reinterpretaciones sobre sus dichos que, a todas luces, resultan tonterías–; de tenerlo lo más probable es que hubieran sacado una explicación más o menos “ajustada” a su deslenguado “le dejé un Ferrari y me devolvió un Vocho”, o a su “en cinco años seremos un equipo mejor que el Barcelona” que últimamente han sido tan ridículamente populares que se han vuelto trend topics (¿sí sabe lo que eso significa, no?) en redes sociales.

La historia de una engañifa
Cuando un político, Sr. Vergara, nos da promesas de campaña, normalmente estamos genéticamente programados a saber que no las cumplirá porque la sabiduría popular da para conocer de quién esperar algo y de quién no. Pero cuando un empresario que decide comprar (en lo que además pareció ser una adquisición hostil) al equipo de futbol más popular de México en una situación casi tan parecida a la que vive actualmente dicho Club y promete que en cinco años (de esto ya van para diez), lo hará el mejor equipo del mundo y que tendrá el mejor entrenador del orbe, pues cualquiera se entusiasma.

El problema comenzó cuando sin oficio ni experiencia Usted comenzó a tomar las decisiones de tipo deportivo del Club y esas decisiones, Sr. Vergara, no se toman como las de una empresa multinivel –en la que Usted parece sí tener mucha experiencia–, en donde no importa si el producto representa un engaño para el consumidor o no (debido a que desafortunadamente no está regulado) y donde el trabajo de comunicación profesional es nulo pues se deja al libre albedrío –“capacitación” previa–, del propio equipo que conforma la pirámide.

Su intromisión, sumada a su ignorancia y terquedad –dicen–, sobre cómo dirigir un equipo de futbol, ha llevado al equipo más emblemático del futbol nacional a su situación actual.

Los resultados
Hay contradicciones, Sr. Vergara, que hacen pensar que el equipo se ha manejado (por usted, por supuesto), en forma visceral. En casi diez años sólo ha habido un campeonato (después del cual dejó ir o corrió –no lo sé–, al DT que los hizo campeones); sólo ha habido dos súper lideratos (en ninguno de los dos ha terminado como campeón); a los técnicos más ganadores (José Manuel de la Torre y José Luis Real) los ha corrido sin el menor recato y se empeña en presumir que la cantera es suficiente para hacer a un equipo campeón. Cualquier asesor –al que su soberbia le permita hacer caso–, le puede informar que un equipo como el Barcelona no se basa en su cantera para ser lo que es; ni el Manchester United, ni el Milán, ni ningún otro de los equipos a los que tanto aspira que el Guadalajara se asemeje. Pumas de la UNAM, un equipo más ganador que el Guadalajara en las últimas temporadas ha apostado a dos cosas: continuidad y un soporte de veteranos que da a la cantera seguridad y motivación al juego. Hay algo que cualquiera puede decirle, Sr. Vergara, todos prefieren mejores jugadores (comprados), que un elefante blanco –el estadio Omnilife–, que sólo sirve para reunir, en eventos especiales, a los escaladores de su pirámide multinivel.

En conclusión
Como podemos ver, Sr. Vergara, su problema trasciende al ámbito de las relaciones públicas.

No creo que alguna empresa de este ramo sea capaz de desmentir (o tratar de componer, las torpezas que sin cortapisas suele Usted decir a bocajarro); no creo tampoco, que al mismo tiempo puedan emprender un programa de manejo de crisis, sobre todo cuando la noche, por culpa suya, puede ser muy larga; tampoco creo que puedan establecer un programa de construcción de reputación de alguien que se empeña, día con día, en desmoronarla cuando se va de boca y, por último, no creo que, al mismo tiempo, alguien pueda posicionar al Guadalajara como al Barcelona cuando, al menos hoy y por su culpa, a lo más que se parece es al América.

Salomón, quien tenía fama de darle verdadero valor a la justicia, decía que donde hay soberbia, allí sin duda, hay ignorancia y donde hay humildad, se encontrará sabiduría. No es un mal precepto por dónde comenzar de nuevo, Sr. Vergara.

Campañas Políticas

Artículo publicado en mi columna "Didascalia" para la Revista Merca2.0 del mes de febrero.



Este tema tendrá seguramente varias razones de impopularidad: La primera es sin duda el nivel tan bajo de reputación que guarda la política en nuestro país y el poco interés que despierta; la segunda, que prácticamente ninguna agencia especializada en BTL o Relaciones Públicas está ejecutando esta actividad (lo están haciendo las agencias de publicidad que tradicionalmente han hecho campañas políticas –y mal, por cierto–); y la tercera, hay que decirlo, es que quienes habitualmente leemos esta revista estamos más ocupados en la actualización que nos ofrece este medio, que en algo de lo que definitivamente nos sentimos decepcionados.

Sin embargo, en abono del tema, vale la pena esbozar algunos aspectos de la comunicación política que se está generando en México y que guarda mucha distancia en estructura, creatividad y orden metodológico comparada con la que se hace en otros lugares.

El presupuesto
El financiamiento público a los partidos políticos en este año de elecciones presidenciales, es de poco más de 5,344 millones de pesos, de los que 1,361 millones deberán ser utilizados para las actividades ordinarias permanentes, es decir, habrá casi 4 mil millones de los que, por ley, para este tipo de elección se pueden disponer del 50% para campañas más un 3% adicional para “actividades específicas” que comprenden educación y capacitación política (promoción al voto), investigación socioeconómica y política (encuestas), así como tareas editoriales que comprenden la producción de medios impresos propios. Como dato, es importante saber que esa cantidad de dinero la calculan multiplicando el número de personas inscritas en el padrón electoral por el 65% del salario mínimo diario vigente para el D.F. (¿Por qué el 65%? Nadie lo ha explicado).

En ese sentido, el presupuesto que cada partido tiene para sus campañas, es el siguiente: al PAN le corresponden casi 850 millones de pesos; al PRI 1,074 millones; al PRD poco más de 450; al PT 236; y al Movimiento Ciudadano (antes Convergencia y que hará junto con el PT coalición con el PRD), más de 206; al PVEM (que hará una coalición con el PRI), 313; y finalmente a Nueva Alianza (el Partido de Elba Esther Gordillo), 273.

De lo anterior, se desprenden casi 167 millones de pesos que el IFE fijó como tope de campaña para cada uno de los candidatos a la presidencia para que hagan su propia propaganda, adicional a la que harán institucionalmente sus partidos (bardas, mantas, volantes, pancartas, y sonido para sus mítines).

Los medios
También es importante señalar que, a partir de las modificaciones que en 2008 sufriera la ley electoral, las inserciones en radio y televisión (que antes representaran lo más caro de las campañas) son gratuitas, pues toman parte importante de los tiempos oficiales que por ley corresponden al Estado, más los que designó el Senado a raíz de dichas enmiendas.

Esto quiere decir que, dejando de lado la producción de los spots que ahora se transmiten gratuitamente y que no debieron costar ni el 5% de su presupuesto, todo lo demás –se supone–, se canalizará por medio de comunicación no publicitarias.

La duración
De las pocas cosas buenas que ha traído esta nueva ley electoral es la duración de las campañas políticas. Estas deben durar 90 días y los partidos en conjunto pueden tener presencia en Radio y TV hasta por un minuto por cada hora de transmisión y el tiempo de exposición en los medios mencionados se puede hasta triplicar. Las precampañas pueden durar hasta 60 días.

Algunos ejemplos
Ahora bien, ¿qué han hecho con todo ese tiempo y todo ese dinero?

Analicemos tres estrategias de precampaña: Mientras que el PRI gastaba parte de sus recursos en spots de radio y TV con un cierre muy debatible (El PRI responderá Gobernando) y un PRD prácticamente sin comunicación, el PAN particularizaba la precampaña poniendo a ¿debatir? en los medios a través de notas informativas a sus tres precandidatos y proponía una comunicación institucional cargada de disonancias. Al margen, en forma viral, los yerros –que por ignorancia o lapsus– ha tenido el candidato del PRI han sido exhibidos una y otra vez sin un efecto mayor (en lo que a preferencia o intención del voto se refiere), hasta este momento que el artículo se escribe.

Por otra parte –y porque la ley es mucho más clara en ello y el monitoreo (al parecer) se está haciendo más efectivo–, los espacios en noticiarios han estado parejos para los dos candidatos definidos y los tres precandidatos del PAN, en un manejo informativo que parece sacado más de la cotidianeidad que de lo extraordinario que representa la lucha por la presidencia de México.

La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre –decía Winston Churchill–, con excepción de todos los demás.

La Revolución

  por Manuel Moreno Rebolledo Con 110 años de edad, la Revolución Mexicana –impulsada por la pequeña burguesía de la época y con un ideario...