Este tema tendrá seguramente varias razones de impopularidad: La primera es sin duda el nivel tan bajo de reputación que guarda la política en nuestro país y el poco interés que despierta; la segunda, que prácticamente ninguna agencia especializada en BTL o Relaciones Públicas está ejecutando esta actividad (lo están haciendo las agencias de publicidad que tradicionalmente han hecho campañas políticas –y mal, por cierto–); y la tercera, hay que decirlo, es que quienes habitualmente leemos esta revista estamos más ocupados en la actualización que nos ofrece este medio, que en algo de lo que definitivamente nos sentimos decepcionados.
Sin embargo, en abono del tema, vale la pena esbozar algunos aspectos de la comunicación política que se está generando en México y que guarda mucha distancia en estructura, creatividad y orden metodológico comparada con la que se hace en otros lugares.
El presupuesto
El financiamiento público a los partidos políticos en este año de elecciones presidenciales, es de poco más de 5,344 millones de pesos, de los que 1,361 millones deberán ser utilizados para las actividades ordinarias permanentes, es decir, habrá casi 4 mil millones de los que, por ley, para este tipo de elección se pueden disponer del 50% para campañas más un 3% adicional para “actividades específicas” que comprenden educación y capacitación política (promoción al voto), investigación socioeconómica y política (encuestas), así como tareas editoriales que comprenden la producción de medios impresos propios. Como dato, es importante saber que esa cantidad de dinero la calculan multiplicando el número de personas inscritas en el padrón electoral por el 65% del salario mínimo diario vigente para el D.F. (¿Por qué el 65%? Nadie lo ha explicado).
En ese sentido, el presupuesto que cada partido tiene para sus campañas, es el siguiente: al PAN le corresponden casi 850 millones de pesos; al PRI 1,074 millones; al PRD poco más de 450; al PT 236; y al Movimiento Ciudadano (antes Convergencia y que hará junto con el PT coalición con el PRD), más de 206; al PVEM (que hará una coalición con el PRI), 313; y finalmente a Nueva Alianza (el Partido de Elba Esther Gordillo), 273.
De lo anterior, se desprenden casi 167 millones de pesos que el IFE fijó como tope de campaña para cada uno de los candidatos a la presidencia para que hagan su propia propaganda, adicional a la que harán institucionalmente sus partidos (bardas, mantas, volantes, pancartas, y sonido para sus mítines).
Los medios
También es importante señalar que, a partir de las modificaciones que en 2008 sufriera la ley electoral, las inserciones en radio y televisión (que antes representaran lo más caro de las campañas) son gratuitas, pues toman parte importante de los tiempos oficiales que por ley corresponden al Estado, más los que designó el Senado a raíz de dichas enmiendas.
Esto quiere decir que, dejando de lado la producción de los spots que ahora se transmiten gratuitamente y que no debieron costar ni el 5% de su presupuesto, todo lo demás –se supone–, se canalizará por medio de comunicación no publicitarias.
La duración
De las pocas cosas buenas que ha traído esta nueva ley electoral es la duración de las campañas políticas. Estas deben durar 90 días y los partidos en conjunto pueden tener presencia en Radio y TV hasta por un minuto por cada hora de transmisión y el tiempo de exposición en los medios mencionados se puede hasta triplicar. Las precampañas pueden durar hasta 60 días.
Algunos ejemplos
Ahora bien, ¿qué han hecho con todo ese tiempo y todo ese dinero?
Analicemos tres estrategias de precampaña: Mientras que el PRI gastaba parte de sus recursos en spots de radio y TV con un cierre muy debatible (El PRI responderá Gobernando) y un PRD prácticamente sin comunicación, el PAN particularizaba la precampaña poniendo a ¿debatir? en los medios a través de notas informativas a sus tres precandidatos y proponía una comunicación institucional cargada de disonancias. Al margen, en forma viral, los yerros –que por ignorancia o lapsus– ha tenido el candidato del PRI han sido exhibidos una y otra vez sin un efecto mayor (en lo que a preferencia o intención del voto se refiere), hasta este momento que el artículo se escribe.
Por otra parte –y porque la ley es mucho más clara en ello y el monitoreo (al parecer) se está haciendo más efectivo–, los espacios en noticiarios han estado parejos para los dos candidatos definidos y los tres precandidatos del PAN, en un manejo informativo que parece sacado más de la cotidianeidad que de lo extraordinario que representa la lucha por la presidencia de México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario