diciembre 13, 2011

Josefina

Sé que el tema de moda son los dislates de Enrique Peña Nieto quien, como cascada, ha demostrado una incontinencia verbal equiparable a su ignorancia y a la impreparación de un equipo de campaña bisoño y, a decir de muchos, testarudo.

Pero hay otros caminos que se deben observar antes de tomar la decisión sobre quién nos va a gobernar de 2012 a 2018 y no sólo el que parece ser el favorito en la encuestas (que, por lo que se ve, ya sólo podrá caer pues llegó a su pico demasiado antes de las elecciones).

Una de las opciones a analizar es Josefina Vázquez Mota. Economista de la Ibero y diplomada en ITAM e IPADE en formaciones más acordes con un corte empresarial que político o social, la puntera en las encuestas del PAN para contender como candidata de ese partido a la presidencia de México, ha sido también secretaria de Desarrollo Social, de Educación Pública y coordinadora del grupo parlamentario del PAN en la LXI Legislatura.

Es precisamente en esto último donde su equipo de campaña está centrando el capítulo de experiencia en su discurso, por eso vale la pena observar que en ninguna de las carteras mencionadas su trabajo ha sido relevante, ni como negociadora política con las diferentes fuerzas de oposición en la cámara de diputados se ha visto su mano.

Como secretaria de SEDESOL, en el sexenio de Vicente Fox, poco, muy poco fue lo que hizo en materia de apoyo sustentable a comunidades; lo que hizo fue fomentar la dádiva gubernamental que palia pero no ayuda. Como secretaria de educación, todos fuimos testigos de las diferencias con Elba Esther Gordillo que la llevaron a no poder desarrollar avance alguno en el rubro, diferencias que se aprecian pero que, estando en su posición, debieron ser negociadas en beneficio del nivel educativo del país.

Como negociadora política en la cámara de diputados, no logró sacar ninguna de las reformas que el presidente propuso. Lejos quedó de ello.

El problema con Vázquez Mota, sin embargo, no es su falta de logros en el terreno gubernamental o legislativo (sus contendientes dentro y fuera del PAN andan casi en las mismas), su problema radica en lo que perceptiblemente están construyendo sus asesores y equipo de campaña, me explico:

La inflexión y entonaciones de voz en los actos públicos en los que participa, son demasiado producidos. No parece una voz natural y se nota que se esfuerza por no demostrar emociones. Piensa (ella o su equipo de campaña), que el demostrar emociones es cosa de mujeres y que eso la pone en franca desventaja con cualquier contendiente (es importante ver cómo Cristina Fernández, Michelle Bachelet o Dilma Rousseff llevan la emoción a su discurso –y lo hicieron aún más en sus respectivas campañas–, para darse cuenta que la emoción es parte inherente a los diferentes públicos latinoamericanos).

Acompañando a esa casi inexpresión verbal, la dureza de su gesto también se percibe fabricada (de acuerdo con los sondeos de Marketing Workshop, más del 70% de la gente piensa que suavizar su expresión podría traerle más simpatías, ya que hasta su sonrisa se percibe como falsa). La figura que se percibe es elocuente: una mujer profesional con más apariencia de ama de casa que de mujer exitosa y con un conocimiento apenas suficiente para llevar un gobierno.

Esta similitud en cuestión de percepción con Margaret Thatcher (le decían la Dama de Hierro no por férrea en sus decisiones o convicciones, sino por represora), es una imagen que puede quedar subyacente en un amplio sector del electorado –sobre todo de un sector ilustrado–, cuando la relación entre mujer gobernante/derecha, se hace tan expresiva.

A todo esto habrá de sumar lo que viene: preguntas cada vez más serias que en lugar de tener un margen de memorización tengan uno de verdadera reflexión (no de los libros que lee o de cuánto es el salario mínimo o de cuánto cuesta un kilo de tortillas; de eso ya hay tiempo que los demás ensayen y se pongan al día); confrontación de logros y, sobre todo, un discurso mejor estructurado que le permita al elector saber (si hubiera la posibilidad) que no se trata de más de lo mismo.

Decía el poeta Horacio que todos somos engañados por la apariencia de la verdad. En un pequeño universo donde todos los que van a competir mienten, esta apariencia será una ganancia.

diciembre 07, 2011

Los Enredos de Palacio

Artículo publicado en mi columna "Didascalia" para la Revista Merca2.0 del mes de diciembre.

Ya hemos escrito en este espacio sobre Leon Festinger y su teoría de la Disonancia Cognoscitiva (o Cognitiva, da lo mismo), que en mucho ha rebasado el ámbito de la psicología social para volverse una teoría común a diferentes disciplinas y que, según la cual, las personas nos sentimos incómodas cuando mantenemos simultáneamente creencias contradictorias o cuando nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos. Palacio de Hierro es ahora la marca que me viene a la mente como un ejemplo de ello.

Soy totalmente Palacio
“Cuida los lujos y las necesidades se cuidarán por sí solas”, decía la autora norteamericana, Dorothy Parker.

Desde hace una década más o menos, El Palacio de Hierro ha sido una tienda que ha construido una reputación interesante, al separarse, al menos perceptiblemente, de Liverpool en cuanto a las marcas que tanto una como otra consiguen traer.

Más que el esfuerzo de una actividad de relaciones públicas, esta percepción se origina a partir de una coherencia muy consistente entre la labor que tenía la tienda por traer marcas exclusivas y la memorable campaña que creara Ana María Olabuenaga (“Soy Totalmente Palacio”, campaña que por cierto sigue y que deja en evidencia una de dos: o el slogan es insuperable, o que a Terán no le da más su talento creativo).

El caso es que, de un tiempo para acá –probablemente de un par de años al día de hoy–, Palacio de Hierro ha gastado mucho más en publicidad que antes, con resultados anodinos (prueba de que el dinero no tiene relación con la creatividad).

La inconsistencia
Un sondeo realizado por una firma de consultoría de la cual me reservo el nombre, para una cadena internacional que tiene un interés por demás ambiguo de establecerse en México, revela que el impacto de la publicidad de Palacio de Hierro entre sectores de la población A/B y C+, es cada vez menor. Acuden más por la reputación de la tienda que por la publicidad que presenta, reputación que no precisamente, dice el sondeo, ha sido construida por el trabajo publicitario, sino por lo que ha encontrado en la tienda a lo largo de los años en los que ha acostumbrado a ir.

Es comprobable. Un anuncio de publicidad (“Fortuna”), que muestra a un soltero de 30 y tantos en París, sólo por poner un ejemplo, lo ubica en un contexto de productos que uno no encuentra en esa tienda: Camisas para esmoquin con cuello normal y corbatas de moño no pre-armadas (que podrían ser un símbolo de elegancia y estilo, que es lo que promueve la tienda), son artículos que nadie podrá ver allí.

Otra señal de esa inconsistencia (mejor descrita como disonancia cognoscitiva), también es referida en ese comercial cuando al final del mismo el protagonista se queda con las mujeres. Se trata de el símbolo de las bebidas de lujo y la esencia del bon vivant: el champagne.

Área Gourmet
Antes cuando uno iba a Palacio de Hierro –al área gourmet para ser específico–, podía encontrar en el departamento de vinos lo más selecto de los champagnes. Hoy, va uno a esa tienda buscando marcas de lujo como Dom Pérignon, Krug, Ruinart, Moët & Chandon o Veuve Clicquot y no tienen en venta ninguna de estas marcas cuando son las más importantes (por no decir, las referencias obligadas), de las bebidas de lujo.

El sondeo de referencia investigó sobre las posibles (y obvias) debilidades de las diferentes tiendas departamentales en nuestro país y reveló lo que el sentido común dicta y que la mayoría de personas del segmento ya expuesto manifestaron: una gran desconfianza en la tienda que no es consistente con lo que anuncia. Demostró también que los segmentos que más acuden ahora a la tienda, son los C y C+ dadas las constantes promociones de meses sin intereses que maneja la tienda y a las que sólo una marca de lujo como Louis Vuitton (que por razones de su propia estrategia de mercadotecnia), no se suma.

Los números
Es muy probable (no lo sé de cierto, pero supongo), que el hecho de que Palacio de Hierro ya no venda bebidas de Moët Hennessy México, se deba a querer tener un mayor margen de utilidad sacrificando la utilidad de esta empresa. Si nadie puede regatearle a Palacio de Hierro la compra de un producto, no entiendo por qué esta tienda sí quiere caer en la tentación –tan mexicana, pero tan barata–, de querer hacerlo con un proveedor.

No pretendas apagar con fuego un incendio ni remediar con agua una inundación”, decía Confucio en honor de la coherencia. En ese mismo tenor, un cambio de estrategia en la comunicación y en sacrificar apenas un poco la utilidad de la tienda en beneficio del cliente, podría devolverle a Palacio de Hierro el ser percibida como la tienda de lujo más importante de México.

Los invito a seguirme en Facebook o por Twitter: @ManuelMR.

noviembre 08, 2011

Newton y La Manzana


Artículo publicado en mi columna "Didascalia" para la Revista Merca2.0 del mes de noviembre.

Sir Isaac Newton estableció las bases de la mecánica clásica cuando en 1687 en su obra “Filosofía Natural de los Principios Matemáticos”, describió la ley de la gravitación universal y creó tres simples leyes sobre el movimiento que, sin duda, revolucionaron al mundo y siguen más que vigentes hasta nuestros días. La idea de la gravitación, según Newton y de acuerdo con el manuscrito virtual que publicó en enero de 2010 la Royal Society, la originó la caída de una manzana, mientras estaba sentado, reflexionando.

La primer manzana
Dos marcas memorables han tenido como símbolo (y nombre), una manzana. La primera de ellas fue Apple Records, nombre que en 1968 dieron a su estudio de grabación y posteriormente a su sello discográfico ni más ni menos que The Beatles. Ubicado en la ya legendaria Abbey Road, este sello vio nacer cinco de los más memorables álbumes de este grupo y muchos más de sus miembros ya como solistas.

Aparte de The Beatles, la discografía de Apple Records incluyó músicos como Mary Hopkins, Badfinger, James Taylor, Chris Hodge, Billy Preston, Ravi Shankar y la Hot Chocolate Band, entre otros. La marca, como sello discográfico y por lo que representaba (además de por quiénes representaba), fue una marca que garantizaba calidad, pero sobre todo, fue muy querida.

La otra manzana
Ocho años más tarde (1976) y producto de la admiración que sentía por The Beatles, Steve Jobs junto con Stephen Wozniak y Mike Markkula, fundan Apple, Inc. en lo que, con el tiempo, sería la segunda gran revolución tecnológica del siglo pasado, trayendo hacia sus consumidores, una manera muy diferente de apreciar el ordenador personal, el manejo de gráficos en el ordenador y, quizá lo más importante, una nueva forma de entretenimiento y cómo almacenarlo.

Hablar de Macintosh y de su sistema operativo, así como del iPod, del iPhone y más recientemente del iPad, es hablar de una re-evolución de la productividad (siempre enfocada en lo visual, entendiendo como nadie un nicho de mercado cada vez más amplio), del entretenimiento como ocupación inmediata del ocio y de la información como una necesidad imperiosa de respuesta rápida. 

Comunicación sin barreras
La innovación de un negocio es absolutamente nada si ésta no se ve reflejada en la comunicación que establece con sus principales audiencias. Apple confirma esta sentencia cuando en 1984, para el lanzamiento de la computadora Macintosh, contrata al director de cine Ridley Scott para dirigir un comercial de un minuto que sería transmitido una sola vez durante el tercer cuarto del supertazón XVIII (que al final ganaron los Raiders de Oakland), y cuyo concepto, así como su dirección de arte, fueron únicos y que, a la fecha para muchos, no han sido superados.

A partir de allí, y sabiéndose poseedor del cambio, su comunicación se remitió constantemente a iconos de la transformación, como Gandhi, Lennon y Martin Luther King, por ejemplo, sin que nadie, absolutamente nadie, cuestionara su originalidad,  credibilidad o consonancia como una marca que, no obstante ubicarse todavía en esa época como marginal o de atención a un nicho muy especializado, se posicionaba –ante todos los mercados–, como un símbolo de calidad.

En materia de relaciones públicas (o una parte muy especializada de ellas), Apple ha detonado un arma que muy pocas empresas de tecnología han utilizado a cabalidad: la cercanía con sus consumidores, el saber escucharlos y el atender sus necesidades en el desarrollo de sus productos. Eso es lo que ha hecho de Apple una marca realmente entrañable para sus usuarios.

El adiós
El pasado 5 de octubre y después de 6 años de luchar contra un cáncer de páncreas que por no ser típico le permitió vivir más de lo previsto, falleció Steve Jobs.

Pocas muertes han sido tan comunicadas (por noticiarios, medios informativos impresos, redes sociales) y tan lamentadas como la del co-fundador de Apple. Para mí (no es raro que me exprese en primera persona en estas páginas), su muerte fue tan lamentable como la de John Lennon. La muerte en los dos casos no llegó de la misma manera, pero para mí, a cada uno lo mató un asesino diferente.

Desde hace meses –previendo seguramente lo que venía–, Steve Jobs dejó a cargo de Apple a Tim Cook, quien un día antes de la muerte de Jobs presentó la nueva versión del iPhone 4, el 4s. Lo que se espera de él, y que seguramente cumplirá como se debe, es el mismo nivel de innovación y la misma creatividad para comunicar este perfeccionamiento.

Cuesta demasiado diseñar productos a partir de grupos cerrados. La mayoría de las veces la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas.”, decía Jobs. ¡Qué mejor muestra de ello que sus propios productos!

noviembre 01, 2011

20 Frases para Día de Muertos

- Conforme vas haciéndote mayor, te vas dando cuenta que el más allá cada vez está más acá. MMR

- No es que tenga miedo de morir. Lo que no quiero es estar allí cuando ocurra. Woody Allen

- ¿Miedo a la muerte?. Uno debe temerle a la vida, no a la muerte. Marlene Dietrich

- Sólo se muere una vez. ¡Pero por tan largo tiempo! Moliere

- La muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo. Epicuro

- La muerte es una vida vivida. La vida es una muerte que viene. Jorge Luis Borges

- A menudo el sepulcro encierra, sin saberlo, dos corazones en un mismo ataúd. Alphonse de Lamartine

- La muerte es el comienzo de la inmortalidad. Robespierre

- El nacimiento y la muerte no son dos estados distintos, sino dos aspectos del mismo estado. Gandhi

- Es más duro asumir la muerte que padecerla. René de Chateaubriand

- El que muere paga todas sus deudas. Shakespeare

- La muerte no es más que un cambio de misión. Leon Tolstoi

- Una muerte bella honra toda la vida. Francesco Petrarca

- Lo único que nos separa de la muerte es el tiempo. Ernest Hemingway

- La muerte tiene una sola cosa agradable: las viudas. Enrique Jardiel Poncela

- Aquél que tú lloras por muerto, no ha hecho más que precederte. Séneca

- Siempre son los demás los que se mueren. Marcel Duchamp

- Es más cruel temer a la muerte que morir. Publio Siro

- El hombre que no percibe el drama de su propio fin no está en la normalidad sino en la patología, y tendría que tenderse en la camilla y dejarse curar. Jung

- Nada hay más patético que sentarse a esperar la muerte. A mí me enseñaron que hay que ir a enfrentarla. MMR

octubre 25, 2011

Granados Chapa

No queda más que la tristeza para describir cómo las ausencias se incrementan y aumentan además la manera de percibir nuestra fragilidad como seres humanos. Siempre tendemos a pensar que quienes más nos han aportado podrían permanecer con nosotros indefinidamente también en lo físico aunque sepamos que su obra queda y seguirá vigente.

Lo recuerdo en la vieja Facultad.

Quienes tuvimos el privilegio de tenerlo como maestro (junto con un grupo de mentores memorables entre los que destacaban Julio Scherer, Pablo González Casanova, Susana González Reyna, Ángeles Mastretta, Silvia Molina, Sergio Colmenero, Fátima Fernández Christlieb, Froylán López Narváez, entre otros que dejo de recordar más por olvido que por omisión), lo veíamos venir siempre cargando papeles, muchos papeles, como un viejo capitán que llevaba los múltiples mapas que nos conducirían a una tierra a lo mejor no tan segura pero firme al fin y al cabo.

Recuerdo que sin burla pero con escepticismo, se rió un poco de mí cuando, en 1977, le dije que me contratarían para hacer periodismo en radio. –Eso todavía no existe–, me dijo casi disculpándose y no sin justificada razón. En la segunda mitad de la década de los setentas, justo después de que la intransigencia del viejo régimen encarnada en Luis Echeverría había acabado con el único periodismo independiente del país (el Excélsior de Scherer del que él formaba parte muy importante), la radio no ejercía un periodismo de análisis, de comentario. Se limitaba únicamente a transmitir información –la mayor de las veces, sólo la información que el gobierno nos permitía emitir–, y los espacios noticiosos de la radio estaban tan marginados que era una verdadera hazaña, por ejemplo, tan sólo el hecho de comercializarlos. Nada que ver con lo que ahora, por derecho, se transmite. Ya hubiéramos querido ejercer entonces ese derecho que hoy tenemos y que a muchos se les olvida fácilmente la razón por la que no lo teníamos.

Nunca trabajé con Granados Chapa, seguramente hubiera sido una experiencia muy interesante. Haberlo tenido como docente, sin embargo, fue muy enriquecedor en muchos aspectos.

Nos enseñó que el periodismo no sólo está lleno de anécdotas y frases. Que sí debe conformarse como un auténtico “cuarto poder” exactamente en los términos en los que el autor de esta expresión, Edmund Burke, aludía a la prensa británica y la gran influencia que tenía en los años previos a la Revolución Francesa (de la cual él se hizo partidario más tarde no obstante su nacionalidad inglesa).

Burke decía que la prensa era ya un poder independiente a los otros tres (Ejecutivo, Legislativo y Judicial), porque no se limitaba a reflejar la opinión pública en la que toda democracia debe estar fundamentada, sino que, al valorar por sí misma (y acomodar en ese orden de valoración en los diarios) cuál es la información más importante que el público debe leer y además opinar sobre esta información, estaba influyendo en forma determinante en el pensamiento y decisión de la población lectora (que creció sustancialmente debido justamente a los diarios y gacetas).

Tres fueron los legados más importantes que, desde la cátedra nos dejó:

El primero fue el riguroso manejo del idioma y el estilo que debe caracterizar a cualquier periodista. Su precisión al momento de escribir representa para todos quienes nos dedicamos a esta profesión un compromiso para seguirnos esmerando hasta alcanzar el mayor conocimiento posible del idioma que, día a día expresamos y que es herramienta fundamental para nuestra forma de vida. No es suficiente con tener la suficiente inteligencia para hacer un análisis coherente e informado del acontecer cotidiano; para que éste resulte efectivo y, sobre todo, comunique, requiere de un manejo adecuado del lenguaje. No en balde fue el primer periodista en ingresar como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua.
El segundo, es el rigor de su análisis. ¿Qué quiere decir esto? Sin más, la indagación que todo periodista debe tener en su haber casi como forma de vida. No hay conocimiento abundante sino lo que abunda es la ignorancia. Hay que ganarle a esta para poder tener todos los elementos posibles que hagan un análisis adecuado, objetivo pero sobre todo, ecuánime.
El tercer legado (que al menos yo recuerdo), es la congruencia profesional. Fue inflexible con el poder político aun a costa del cierre de su fuente de trabajo o la presión por publicar o no una nota e, incluso, de muchas amenazas que pusieron en riesgo su vida. Hasta la entrega de su última colaboración en el periódico “Reforma”, la avaló y legitimó.
El Barón de Laune (Robert Jacques Turgot), político francés del siglo XVI, escribió en 1750, en su “Cuadro Filosófico de los Progresos Sucesivos del Espíritu Humano”, algo muy sencillo que ejemplifica lo que dejó en mí Granados Chapa en nuestra coincidencia por la Universidad Nacional: “El principio de la educación, es predicar con el ejemplo”.

P.S. Los invito a escucharme todos los jueves de 19:00 a 21:00 hrs., (hora del centro de México), en mi programa de radio “Memorabilia” por www.radiocalania.com.

octubre 10, 2011

Estado Fallido


Mucho y muchos han escrito sobre la falibilidad del Estado mexicano. Muchos han caído en el calificativo sin detenerse a analizar si éste cae dentro de lo descrito como tal en su totalidad o es un Estado parcialmente fallido, me explico.

Siempre es útil tener a los clásicos en mente y empezar por ellos. Thomas Hobbes, escribió en su "Leviatán" (1651) que la función central e insustituible de las estructuras políticas es impedir el retorno al "Estado de naturaleza", que no es otra cosa que el regreso a la guerra de todos contra todos, donde ya no tiene sentido el valor de la justicia y sí en cambio el cómo superar el miedo y sobrevivir. La tarea central del Estado es entonces garantizar la vida y los bienes de sus súbditos (hay que recordar que Hobbes escribió esto a los 21 años del reinado de Carlos II en Inglaterra). Si la autoridad, decía Hobbes, incumple esta responsabilidad, entonces será una autoridad inútil, fallida e ilegítima.

Para Noam Chomsky (quien, les aseguro, no estaba pensando en México cuando hizo esta descripción), el término "Estado fallido" se popularizó por su uso en Estados Unidos a partir de los 90's. Bastaba con que el gobierno de Estados Unidos dijera que un Estado era fallido para considerar que el país en cuestión era incapaz de ejercer su soberanía y marcarlo como un "país problema" (Somalia, Afganistán), con todos los requisitos para ser justificadamente invadido. Chomsky acepta, de acuerdo con esta experiencia, que no hay una manera "formal" de declarar un Estado fallido pero propone dos indicadores: el primero, el predominio de un claro desdén por las normas legales internas e internacionales y, segundo, la falta de capacidad o voluntad de la autoridad para proteger a los ciudadanos de la violencia y la destrucción.

Adicionalmente, la fundación "The Fund for Peace" avecindada en Washington, propuso 12 indicadores (4 sociales, 2 económicos y 6 políticos) y elaboró una lista de 177 países asignándoles una calificación de más a menos Estados fallidos, siendo Somalia el número 1 y México (al menos hasta la fecha en que fue calificado) el 105. Los doce indicadores son:

Los 4 sociales:
- Presiones derivadas de la sobrepoblación
- Movimientos masivos de refugiados o desplazamiento interno de personas creando emergencias humanitarias complejas.
- Tradición de búsqueda de venganza entre grupos agraviados o paranoia colectiva.
- "Fuga de Cerebros" crónica y sostenida.

Los 2 económicos:
- Desarrollo económico desigual entre sectores de la población.
- Disminución económica sostenida y seria entre toda la población.

Los 6 políticos:
- Criminalización y deslegitimación del Estado (prevalece la corrupción).
- Deterioro progresivo de los servicios públicos (salud, educación, etc.)
- Suspensión o aplicación arbitraria de la ley y violación de los derechos humanos.
- Aparatos de seguridad o paramilitares que operan como un Estado dentro del Estado.
- Crecimiento de elites facciosas.
- Intervención de otros Estados o actores políticos externos al ámbito nacional.

Como se puede observar, en estricto sentido no todos los parámetros aplican, aun y cuando sea un hecho que de seguir así, poco a poco iremos reuniendo los requisitos que faltan.

Sin embargo todo tiene una explicación. Ser un Estado casi fallido se facilita cuando el Estado ha tenido, de 1929 a la fecha, gobiernos conniventes con la delincuencia.

Llegar a un Estado que no está –como nos dice Thomas Hobbs– garantizando ni la vida ni los bienes de su población, no es sólo culpa de las estupideces del presente, sino de las atrocidades del pasado. Una base de corrupción construida a lo largo de los últimos 70 años del siglo pasado y una base de represión homicida –sólo semejante a las dictaduras sudamericanas de los 60’s y 70’s–, creadas por un Estado ajeno y contrario a las demandas sociales de cambio y democratización, nos han llevado a lo que hoy vivimos.

Todos los Estados bien gobernados –decía Maquiavelo en El Príncipe–, y todos los príncipes inteligentes, han tenido cuidado de no reducir a la nobleza a la desesperación ni al pueblo al descontento.

octubre 03, 2011

Galimatías

La enfermedad del ignorante es ignorar sus propia ignorancia, decía el escritor y pedagogo estadounidense, Amos Bronson Alcott.

Amén del incremento de la violencia en diferentes ciudades del país en las últimas semanas (lo más sonado por cruento y porque dejó salir a flote toda la podredumbre de la clase política en Monterrey, fue sin duda el caso del Casino Royale), el Estado mexicano parece no sólo estar ausente de una voz que confiera coherencia –por no decir de una estrategia que la tenga–, al caos de declaraciones sin vocero y voceros autoerigidos opinando sobre el tema.

¿Falta de inteligencia o cinismo?
Uno de los primeros en salir a opinar (¿por qué no?), comentando que se hacía necesario pactar con el narcotráfico –luego se desdijo, pero ahí están publicadas sus primeras declaraciones para que no quede el mínimo margen de duda–, fue el ex presidente Vicente Fox, quien después en una serie de artículos publicados por El Universal, trató de matizar su desatino dando una serie de datos, no todos certeros, estableciendo un paralelismo inadecuado –desde mi punto de vista–, entre Colombia y México.

Sin que se nos pase que fue a Fox a quien se le escapó el “Chapo” de la cárcel (¿para “pactar”?), y que se trata del “capo” más buscado por la DEA y prácticamente por todas las policías del mundo, el hecho de que se atreva a opinar sobre el tema –sobre todo dejando el turbio panorama que dejó (“si la perra está amarrada, aunque ladre todo el día”, decían Los Tigres del Norte)–, revela no sólo su cinismo (prefiero pensar que el hombre no es tan ignaro), sino que deja al descubierto el enorme hueco de destreza política que existe en la administración de Calderón.

Un asunto de pericia
Porque una cosa es que la oposición (sobre todo el PRI porque es quien anda más encaminado a la presidencia de acuerdo con las preferencias del votante en todas las encuestas hechas hasta la fecha), le quiera meter goles al presidente y lo quiera cuestionar a poco más de un año de que acabe su sexenio –eso está presupuestado sobre todo en tiempos preelectorales–, pero que su antecesor, del mismo partido político que él, no sólo le cuestione su programa más importante de gobierno (que, por supuesto, no es el más efectivo), sino que además deje ver que no debiera verse con malos ojos el regreso del PRI a Los Pinos, es de alarmar.

O se trata de una vieja deuda por cobrar o todos los peyorativos que se han dicho del ex presidente son totalmente ciertos. A eso se suma que quien debe llevar la parte fina de la política de esta administración no ha existido en todo lo que va del sexenio porque, simplemente, no ha sabido cómo controlar las opiniones que salen de su propio partido político.

Por si hiciera falta
Además de todo lo anterior, todo esto coincide con el mensaje que con motivo de su quinto informe de gobierno pronuncia Calderón, de la mano de la pauta de publicidad sobre los logros de su gestión y acompañada, también, de una serie de entrevistas “a modo” por parte de la televisión abierta.

Sobre la publicidad, decir que no es comunicación política y que además es insuficiente, insulsa, poco efectiva en formato y en contenido, y que no termina por sostener un mensaje que debiera enfocarse mucho más a lo que le preocupa a la gente y no a temas que, aunque importantes, no generan votos, no es novedad.

Sobre la campaña informativa a través de las citadas entrevistas, decir que no fueron a fondo, que el presidente mostró además de su “mecha corta” y su cortedad en otros aspectos (al decir, por ejemplo, que si le sacan dos armas el saca tres), tampoco es novedad. Esta falta de estrategia comunicacional la ha venido demostrando la presidencia una y otra vez a lo largo del sexenio.

Para rematar
Sumado a lo ya expuesto, el partido en el poder, el PAN, cuenta al día de hoy que escribo esta columna con cuatro aspirantes a la presidencia (seguramente cuando esta columna salga a la luz, serán sólo tres). El asunto, diría Shakespeare, no radica en ser o no ser precandidato, sino con qué se quiere serlo y cómo no intervenir en este enredo.

Tanto Ernesto Cordero, como Santiago Creel y Josefina Vázquez Mota (los que quedan del contendiente más débil), tienen su punto de vista sobre la estrategia presidencial y aunque la han expuesto (salvo Cordero), queriendo estar de acuerdo con ésta, la verdad no pierden la oportunidad de decir que tiene que mejorarse.

En fin que, a poco más de un año que Calderón deje la presidencia, la ignorancia sobre este tema y muchos otros avanza y no se le ve salida a absolutamente nada.

“La ignorancia es la madre de todos los crímenes. Un crimen es, ante todo, una falta de raciocinio”, decía Balzac.

septiembre 06, 2011

Baja Calificación

Un viejo proverbio italiano dice que una onza de reputación vale más que mil libras de oro.

Basados en lo que podría llamarse un gran desacuerdo político entre demócratas y republicanos (pasando por la necedad del Tea Party) por aumentar el techo de la deuda pública de Estados Unidos, el pasado 5 de agosto la calificadora Standard & Poor’s degradó la nota de esta deuda de “AAA” a “AA+”, lo que ha traído como consecuencia un continuo desequilibrio en los mercados de todo el mundo.

Muchos especialistas, entre ellos el presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, han manifestado que la medida de esta calificadora ha sido no sólo equivocada, sino que ha rayado en lo arrogante.

Al filo de la navaja

¿Por qué ha hecho esto Standard & Poor’s (S&P)?

Oficialmente, esta baja refleja la opinión de la calificadora por la posibilidad de que el gobierno estadounidense interfiera en la capacidad de los emisores de los sectores público y privado, al adquirir las divisas necesarias para el pago del servicio de deuda, aduciendo además que el prolongado debate sobre el aumento al techo de endeudamiento, con su correspondiente debate sobre la política fiscal de Estados Unidos, hace poco probable que este país logre avances adicionales en el corto plazo para contener el gasto público, principalmente en lo concerniente a los beneficios de seguridad social o a alcanzar un acuerdo sobre el incremento de los ingresos vía impuestos.

No sólo eso, sino que advierte que la perspectiva de calificación a largo plazo es negativa dado que, de seguir aumentando la deuda pública, podría darse el caso de bajar nuevamente la calificación o que, en el mejor de los escenarios, Estados Unidos tardará cuando menos nueve años en recuperar su calificación triple A.

La controversia

Lo que S&P hace difundiendo su calificación, tiene puntos de similitud (que no de identidad), con lo ocurrido en 2009 cuando el ex secretario de la Reserva Federal, Alan Greenspan dejó ver una filtración de información comprobable sobre algunas prácticas muy poco éticas de agencias especializadas en IPR (Investor Public Relations). Recordemos que estas agencias son un área especializada de las Relaciones Públicas que tienen como propósito aumentar el valor de las acciones de una empresa emisora y reducir sus costos de capital incrementando la confianza de los inversionistas y accionistas.

La semejanza radica, en este caso, en el golpe mediático buscado y, desde luego, conseguido. En una demostración de poder en donde una calificadora no sólo pone en riesgo a la principal potencia económica mundial sino que, de paso, pone a bailar al mundo al son que quiere tocar.

El asunto, sin embargo, se torna un tanto escabroso –a decir de una gran parte de expertos entrevistados en diferentes medios–, debido a que, dicen, se trata de un golpe desesperado por ganar credibilidad, dado que la reputación de S&P se ha venido deteriorando año tras año entre los grandes inversionistas, debido a las perspectivas emitidas por esta calificadora desde 2006 a la fecha, las cuales no han tenido, ni con mucho, una visión acertada de las diferentes realidades económicas de los países a quienes han calificado.

No es la primera vez, dicen los expertos, que S&P califica los procesos políticos de un país más que las condiciones de su economía.

¿Esto implica una recesión?

Si nos vamos a una definición exacta de lo que es la recesión –que dice que es un periodo mayor a doce meses en que el Producto Interno Bruto es negativo (el “catarrito” en México fue un ejemplo de economía recesiva)–, la preocupación se desvanece al menos en el corto plazo.

La mayoría de consultoras macroeconómicas en México dan para nuestro país, pese a la calificación de S&P a Estados Unidos como país y a sabiendas de lo que nuestra economía depende de la del norte, un crecimiento de entre 3.5 y 4%; y lejos de hacerlo por nacionalismo u optimismo desmedido, lo hacen porque están viendo que, al menos en nuestro país, hay buen manejo de reservas, gasto público controlado (pese a todo) y, lo más importante, confianza en el inversionista.

De confirmarse que una calificadora –entre otras que ya lo han hecho– está jugando el peligrosísimo juego de reposicionarse con golpes mediáticos (y financieramente devastadores) o tomando partido en la lucha política por la definición económica de un gobierno o por la continuidad del mismo, estaríamos de nuevo, y con más elementos, frente al viejo debate de la autoridad moral de las calificadoras y de buscar, con más denuedo, quién las calificará a ellas de ahora en adelante.

“Cuida tu reputación no por vanidad, sino para no dañar tu obra y por amor a la verdad”, decía el suizo Henri-Frédéric Amiel.

julio 25, 2011

Comunicar La Historia


En su obra De Oratore (obra que critica y propone la formación del orador de su época –siglo I a.c.–), Cicerón, quien fue político toda su vida e incluso durante un año, en el 62 a.c., fue Cónsul de la República de Roma –con el ejercicio de poder omnímodo que ello implicaba­–, le recordaba a los jóvenes que el hecho de no saber (o peor aun, no querer saber), lo que ocurrió antes de que ellos nacieran, significaba que siempre seguirían siendo unos niños, con la inmadurez que eso conlleva y, sobre todo, la irresponsabilidad.

Es increíble que esta arenga –hecha hace más de dos mil años–, siga tan vigente en países con una estructura educativa tan dependiente, tan pobre y tan comprometida como la que tiene México.

Un problema de deficiencia
El conocimiento de la historia es un aspecto de cultura general básico, no se trata de un asunto de ornato o de lucimiento donde la opacidad meridiana es lo que predomina. En lo general es un tema muy serio. Su conocimiento nos ayuda, sin duda en evitar la repetición de errores.

En la industria de la comunicación –que es la que ahora nos ocupa–, ya venga por parte del personal de las agencias o de los mismos clientes, la incultura es una cuestión que destaca escabrosamente.
En nuestra profesión, tener una amplia dosis de cultura general es un apoyo fundamental en –cuando menos–, contextualizar el análisis que hacemos de los destinatarios de nuestros mensajes y, al tiempo, relacionar estos mensajes para que tengan un mayor impacto entre el público a quienes nos estamos dirigiendo. Eso no sólo determinará la estrategia, sino también –en gran medida–, la creatividad.

Los hechos
El pasado 3 de julio, se realizaron votaciones para gobernador en tres estados de la república: México, Coahuila y Nayarit. La victoria del PRI fue contundente en los dos primeros, en el Estado de México, prácticamente arrolló.

En este último estado, hay varios datos que sugieren un análisis interesante: El primero de ellos es que, independientemente de la abstención (casi el 60%), los que votaron por el candidato del PRI fueron en su gran mayoría jóvenes de entre 18 y 25 años. Otros datos publicados por el CIDAC: sólo el 33 por ciento de quienes votaron en ese estado tienen acceso a internet; el 54 por ciento dijeron estar "poco" o "nada" interesados en política; y quienes votaron por el PRI, fueron los de menores recursos y menor nivel de escolaridad.

Estos datos, además de revelar que sigue existiendo la (para algunos) conveniente relación pobreza-ignorancia-participación social, destaca que, al menos en el sentido electoral, se siguen aprovechando de una juventud cada vez menos preparada para que ésta represente un factor de regresión y no de cambio.

Comunicación política
Las estrategias del PRI las conocemos todos. En lo estructural, preservar el estatus quo para que la relación ya descrita continúe, es lo esencial; en lo político, comprometerse a objetivos fáciles de cumplir, cumplirlos y divulgarlos es lo suyo (lo elemental, como combatir al crimen organizado, elevar el nivel educativo o combatir la pobreza no deja votos).

Pero, ¿y los demás contendientes? ¿Qué no tienen equipos lo suficientemente preparados para no saber qué comunicar y cómo hacerlo para convencer, pese a la ley electoral vigente? Que un país entero siga como está no sólo es culpa del PRI, es culpa también de quienes o no dejan que sus expertos trabajen o sus expertos no lo son tanto.

Comunicar la historia ayudaría mucho. La actual ley electoral (que parece que los partidos prepararon a modo para limitar ataques personales o diatribas en contra de ellos mismos), no prohíbe en parte alguna divulgar documentos históricos como elementos de su campaña de comunicación, ya que una cosa es la utilización de calificativos que –con o sin fundamento–, son sólo aposiciones, que documentos que, por verdaderos, hablen por sí solos. Cuando menos una etapa (hacer una campaña sin propuestas no es campaña), de toda su estrategia de comunicación, sería de gran utilidad no sólo para no reincidir en dejar las cosas como están, sino que podría tener en adición, el efecto de ilustrar, e incluso optimistamente hacer que la parte más numerosa de la población, los jóvenes, se interesen en conocer la historia política de su país.

El final de “Cien Años de Soledad” del maravilloso García Márquez es contundente: “Una familia condenada a cien años de soledad no tiene otra oportunidad sobre la historia”. Una sociedad condenada a repetir sus mismos errores no tendrá, simplemente, otra oportunidad

julio 15, 2011

Talented Mr. Slim


Conocido como La Dama Gris (The Gray Lady, en inglés), el New York Times es, sin duda, el periódico más influyente en Estados Unidos y, quizá, uno de los que más inciden con su opinión en el mundo entero.

Actualmente, este periódico tiene un adeudo por 1,000 millones de dólares, al grado que, como parte de la búsqueda de financiamiento, el Times buscaba rentar su edificio o una institución que se lo pudiera hipotecar para hacer frente a esto, en el entendido –porque siempre lo han dicho así sus dueños, los Ochs Sulzberger–, de que una cosa es el dinero que se aporte y otra muy diferente, tratar de influir por esa razón en la línea editorial.
Independencia Editorial
Pocos –muy pocos–, son los medios donde se respeta ese nivel de independencia, separando la opinión del dueño (o de su Consejo), de la línea editorial de éste. Un ejemplo es el periódico El País, del Grupo Prisa, que por una parte tenía a don Jesús de Polanco administrando al grupo y a Juan Luis Cebrián dirigiendo impecable e independientemente el periódico.

Periódicos como El País en España, Le Monde en Francia, The Daily Mirror en Inglaterra, La República en Argentina y el NYT en Estados Unidos, viven de sus lectores (los anunciantes son consecuencia directa de la confianza que el lector tiene en el medio y de la seriedad que éste tiene), de tal forma que si el periódico cambia en su opinión y en la forma de dar las noticias, pierde mucho más que lectores. Mucho celebraríamos tener en México esa independencia (sobre todo en medios electrónicos revisando el caso Aristegui).

Slim y el NYT
Hace poco más de dos años, se dio a conocer la noticia de que Carlos Slim (el hombre más rico de México y uno de los más ricos del mundo), invertiría 250 millones de dólares en acciones del NYT, aprovechando la baja de su precio, lo que le daría, según el mismo diario, el control del 18% del periódico, es decir, sería el segundo accionista más importante después de los dueños originales. Unos días después, un editorial del Times firmado por el mexicano Eduardo Porter, difundió sobre Slim lo que muchas personas en México piensan de él y de cómo hizo su fortuna. Eso, de entrada, es independencia.

Una Figura Polémica
La figura de Carlos Slim, vista desde la perspectiva de las Relaciones Públicas, es un caso de dualidad sumamente interesante que responde, con una claridad impresionante, a la premisa más importante de esta disciplina: percepción es realidad.

Sin importar cuál es el origen de su riqueza ni la forma en que hace sus negocios, eso no tiene la menor importancia para este asunto, la realidad la constituyen las creencias que de él se tienen (sean falsas o verdaderas), ya que la gente sólo confía en lo que forma su percepción: desde la opinión de un amigo, la de un periodista, la de un familiar, un maestro o de alguien que le dice que “de buena fuente” sabe algo.

Percepción es Realidad
En ese sentido, hay mucha gente (probablemente la que mayor número representa), que ve a Carlos Slim como la encarnación misma del demonio, de alguien que gracias a su relación con el ex presidente Salinas (vaya Usted a saber qué relación tuvo o tiene), lleva el pecado original de la corrupción. Para este grupo, no importa si la fundación Telmex ayuda en desastres naturales o si hace cuantiosas donaciones a otro tipo de organizaciones con propósitos benéficos. Para éstos, él da vigencia a la frase de Balzac que dice que detrás de una gran fortuna hay un gran crimen.
Para otros (los menos, hay que decirlo), es un hombre muy inteligente que ha sabido aprovechar las oportunidades que se le han presentado (con ayuda presidencial o sin ella, eso no les importa), para hacer y acrecentar su fortuna; es un hombre con un gran espíritu emprendedor, dotado de una gran visión de negocios. Para éstos tampoco importa en gran medida su labor altruista.

Necesidad de Información
Para ambos grupos la historia de Slim comienza con Telmex, sin importar que haya sido dueño de muchas otras empresas. La única parte objetiva de la que podemos disponer, es que, a partir de esas empresas, tuvo la oportunidad (sin meternos a saber cómo lo logró), de adquirir un monopolio al cual ha sabido cómo sacarle el mejor provecho, aun a costa de los consumidores.

Honestamente no sé quién maneje las relaciones públicas de Slim, si es una oficina dentro de Grupo Carso o lo hacen varias empresas, pero bien valdría la pena no esperar a la autobiografía para que hubiera un manejo informativo claro que nos revelara, al menos, cómo fue la adquisición de Telmex. Con ello, seguramente, la crítica se trasladaría al gobierno centrándola en un asunto mucho más plausible: evitar que el gobierno siga otorgando y fomentando los monopolios.

Gaviota: ¡Cuánta Frivolidad!


Aunque dicen que el amor es ciego y que en el corazón no se manda, la relación sentimental de políticos con mujeres del espectáculo es más vieja de lo que uno imagina y responde, en la mayoría de casos, más a un cálculo de ganancia en imagen que a un flechazo de cupido.
Los Kennedy
En algunos casos, como los de John y Robert Kennedy (parece que también esto lo hacían en equipo) con Marilyn Monroe primero y Jayne Mansfield después, las relaciones fueron producto del termostato de estos selectos miembros de la aristocracia norteamericana (si la hubiera) y, a decir de Arthur Miller –increíble escritor y último esposo de Marilyn–, Kennedy (John) sólo quería que el affair con la Monroe se supiera, para acallar a aquellos que dudaban de su hombría para tomar decisiones.
Grace Kelly
En otros casos, como el de Grace Kelly con Rainiero de Mónaco, la historia dice que, después de conocerla en el Festival de Cine en Cannes en 1955, la siguió hasta América y la convenció de ser su esposa por dos razones: la primera, para darle un puntapié al gobierno francés, del que tenía la amenaza de que, de no tener herederos, el principado volvería a manos de Francia; y la segunda, porque sabía perfectamente que la imagen que la actriz tenía en Europa (no en Estados Unidos donde la prensa ya empezaba a escarbarle uno que otro desliz), podría traerle mucha popularidad entre la población del principado y porque con ella como esposa, Mónaco podría ser visto, finalmente, como un destino turístico importante y como una inversión viable.
Seguimos en Europa
Ya en esta década, el caso de Nicolas Sarkozy con la modelo y cantante Carla Bruni, también tiene algo adicional a lo sentimental. La boda entre estos personajes, si no fue sorpresa, si fue antes de lo que todo mundo esperaba. Una semana antes, las encuestas reflejaban una baja notable en la popularidad del mandatario, expuesto principalmente por el sector de indecisos que lo había llevado a ganar las elecciones. Se casó entonces muy discretamente en el Palacio del Elíseo dejando constancia de haber sido el único mandatario francés –después de Napoléon I y III– en haber contraído nupcias en funciones y, siendo él de derecha, lo hizo con alguien cuya imagen es de una persona inteligente, culta y muy cercana a la izquierda burguesa, pero con más pasado sentimental que él.
Ya en la región 4
En México también hay historias que contar. De relaciones que han culminado en matrimonio y que no han dejado huella alguna, como la de Silvia Pinal y quien fuera gobernador de Tlaxcala, Tulio Hernández, o la de López Portillo con Sasha Montenegro que causó más indignación entre las hermanas del ex presidente que entre el sector santiguado de la población. También historias que, a toro pasado, sólo han servido para agravar aun más la imagen de sus protagonistas, como la relación que sostuvieran Irma Serrano y Díaz Ordaz –no cabe duda, Dios los hace y ellos se juntan–.
En tiempos más recientes parece que fue Santiago Creel quien reinició la moda –aquí sí, en sentido totalmente adverso a lo previsto–, cuando su relación con Edith González le costó, a decir de algunos columnistas y en estricto orden de importancia, la candidatura del PAN a la presidencia y su matrimonio.

Otro que ya no persigue algo, porque después de las elecciones para presidente de su partido ya nada le quedaría por perseguir es César Nava, quien se casó con Paty Lu en lo que seguramente es un episodio de síndrome de Peter Pan.
Lo de hoy
El jefe de gobierno de la ciudad de México, conoció a su actual cónyuge en un programa de televisión en 2003, cuando era secretario de seguridad pública. Con la soltura que da la exposición a los medios, Mariagna Prats tiene un espacio en radio que sirve más para promover la imagen de su marido ­–Marcelo Ebrard–, que para difundir información de interés.

Peña Nieto, por otra parte, ocupó un tiempo a su ahora esposa, Angélica Rivera, como imagen de su gobierno, estafeta que ya encargó a Lucero para que no le digan que los recursos ocupados en su imagen quedan en familia. Pero gracias a esa relación y sin querer queriendo, como decía El Chavo, ahora tiene más difusión (en revistas de sociales y del corazón) que la que hubiera podido soñar, apuntalando cuando menos en imagen –y con toda la ayuda de Televisa–, una candidatura largamente anunciada.

Más allá de cuestiones de imagen, lo único cierto que puede desprenderse de todo esto es lo que Henry Kissinger dijo alguna vez: “El poder es, sin duda, el mayor de los afrodisiacos”.

La Revolución

  por Manuel Moreno Rebolledo Con 110 años de edad, la Revolución Mexicana –impulsada por la pequeña burguesía de la época y con un ideario...