marzo 31, 2015

El Ave de la Impunidad

Por Juan E. Pardinas
para el periódico REFORMA 

29-marzo-2015

Desde 1997 hasta el 2015, el Partido Verde ha recibido 6,450 millones de pesos del erario público (precios del 2014). En promedio, cada año el Tucán se ha devorado 358 millones de pesos. Por los últimos 18 años, el Verde ha tenido ingresos diarios de 980 mil pesos. Supongamos que sus gastos operativos y de nómina representan el 70% de sus ingresos, esto deja una ganancia neta de 107 millones de  pesos al año. Con estos márgenes de plusvalía el Partido Verde podría ser candidato para ingresar a la lista de las 500 empresas más grandes de México de la revista Expansión, con utilidades netas por encima de compañías como Samsung de México, Xerox o SuKarne. Mientras estas empresas generan prosperidad, empleos y pagan impuestos, el Partido Verde se alimenta del erario para ofrecer cargos públicos a las fuerzas básicas del Mirreynato.

El éxito electoral y financiero del Tucán se cimienta en un principio rector: México es un país donde no se respeta la ley. En un régimen de derecho, los operadores del Partido Verde tendrían que estar enfrentando acusaciones por lavado de dinero y enriquecimiento ilícito, sólo por citar algunos de los delitos más evidentes. Sin embargo el Tucán, en coalición con el PRI, es el partido en el gobierno y la primera minoría en el Congreso. Su éxito político y su modelo de negocios dependen de esa complicidad entre autoridades y criminales que denominamos impunidad.

Después de un vergonzante y sospechoso alineamiento a los intereses del Tucán, el Tribunal Electoral del Poder Judicial ha dejado las "amonestaciones verbales" para empezar a cobrar sanciones económicas. Hasta el momento van siete multas con un valor de 170 millones de pesos. El monto de la pena permite al Trife lavarse la cara ante la opinión pública, sin afectar en el mediano plazo el jugoso negocio de no cumplir la ley.

Con 6.4% de los votos en las elecciones federales de 2012, el Partido Verde recibirá, en 2015, 429 millones de pesos. La multa representa menos del 40% de los ingresos de un solo año. Gracias a las ventajas de sus campañas ilegales, las encuestas electorales indican que el Partido Verde recibirá cerca del 10% de la votación nacional. Con ese incremento de los sufragios, el costo de las sanciones se podrá pagar con las ganancias adicionales. Para 2016 o 2017, las multas quedarían saldadas y en 2018 el Tucán tendría los rendimientos financieros más grandes de su historia. No hay mejor negocio en México que saltarse las trancas con la cómplice bendición de la autoridad. La intensa precampaña del Partido Verde, donde el Tucán aparece desde los cines hasta en las tortillas, abre una serie de preguntas clave para la elección de 2015: ¿cómo se financió? ¿El dinero para pagar esta publicidad tiene un origen legal? ¿Los gastos de la propaganda tempranera rebasan los topes permitidos de campaña?

Esta semana, Roberto Newell afirmó que la ausencia de un Estado de derecho es el mayor problema económico de México. No sólo en la economía, también en la democracia, la ausencia de un régimen gobernado por la ley es el mayor desafío que tenemos enfrente. En la política mexicana, la falta de un Estado de derecho camina como Tucán, vuela como Tucán y tiene la talla, el peso y el pico del Tucán. Esta ave tropical es la mascota preferida de nuestra impunidad. Las autoridades electorales tienen una oportunidad histórica de hacer cumplir las leyes y devolverle algo de credibilidad a las instituciones de nuestra República. ¿No será el momento ideal de quitarle el registro de partido político a este animal empollado por el cinismo y la corrupción?

La Paja y La Viga

Por Jorge Alcocer V.

Para el periódico REFORMA


Aceptando, sin conceder, los datos de la empresa Integralia (que dirige Luis Carlos Ugalde, ex consejero presidente del IFE) respecto del supuesto valor de mercado de los spots en radio y TV que usan los partidos políticos, la solución es sencilla: que los concesionarios paguen derechos e impuestos por ese monto y los partidos no tengan spots gratuitos.

Dice la nota que, según los cálculos de Integralia, los partidos están recibiendo, este año, un subsidio de 15.8 miles de millones de pesos (mmp) por los spots en radio y TV, considerando solamente a 116 emisoras concesionadas del Valle de México y el DF. Es casi el triple de lo que reciben por financiamiento público para sus actividades ordinarias y de campaña. (El Financiero, 24/03/15).

Empecemos por aclarar que la reforma de 2007 no creó los llamados "tiempos de Estado" en radio y TV; sólo decidió cambiarlos de uso durante los procesos electorales.

Los 48 minutos diarios de que el Estado dispone en TV y radio provienen, por una parte de la Ley Federal en esa materia, que hace décadas estableció, a favor del gobierno federal, el pago en especie de una contraprestación, por el uso de un bien propiedad de la Nación, de 30 minutos diarios en cada canal y estación.

Los otros minutos provienen de un impuesto especial (IEPS), creado por decreto presidencial de 1968, aplicable a los concesionarios de TV y radio, pagadero en especie (Diario Oficial del 1/07/1969), es decir, con tiempo. En 2002, por el llamado decretazo, Vicente Fox decidió que el pago fuera de 18 minutos diarios. Así llegamos a los 48 minutos diarios de que dispone el Estado.

Si, como hace Ugalde, imputamos a los spots que usan los partidos el supuesto valor de mercado, habrá que hacerlo también con el tiempo que el Estado utiliza fuera de procesos electorales, que, siguiendo a Ugalde, equivale a 89.6 millones de spots por año, contra los 24.2 millones usados por los partidos del 10 de enero al 3 de junio de este año.

Si el libre mercado es el criterio, sugiero una alternativa: eliminar el pago en especie por derechos y IEPS a los concesionarios, para que los paguen en dinero, tomando como base el valor de mercado de los spots que podrían vender en los 48 minutos que hoy otorgan al Estado. Según mis cuentas -sigo las de Ugalde- eso le daría al erario, por año, por las 116 emisoras, más de 58 mil millones de pesos. No suena mal.

Quedarían dos problemas: qué hacer para que los partidos accedan a la TV y radio durante las campañas electorales, y determinar cuánto pueden gastar los entes públicos para difundir publicidad en esos medios.

Una opción es volver al modelo previo a la reforma de 2007, incrementando el financiamiento público para campañas, lo que, tomando las cifras de este año, implicaría un gasto adicional de 2.7 mmp.

Si toda la publicidad que difunden los Poderes de la Unión, y órganos autónomos, como el INE, en TV y radio, tiene que ser pagada, al ya no haber tiempos de Estado, pero habiendo ingresos al gobierno por derechos y IEPS a los concesionarios, habría recursos más que suficientes para sufragar el gasto, siempre y cuando los últimos no abusen en las tarifas y una ley racionalice la propaganda gubernamental en esos medios.

Otra vez se repite que hubo una "expropiación" a la TV y radio en beneficio de los partidos; otra vez habrá que explicar los motivos y razones de lo que se decidió en 2007. No hubo, ni hay, expropiación. Lo que se decidió, con resultados aún insatisfactorios, fue sacar de la competencia electoral el poder del dinero y de las televisoras; los boquetes en la ley, las conductas de concesionarios y partidos, así como la tolerancia o pasividad de las autoridades electorales, han impedido alcanzar ese objetivo.

Si los spots de partidos valen 15.8 mmp, en 116 emisoras, los del gobierno y otros entes públicos valen, en esas mismas emisoras, por año, 3.7 veces más; 58.4 mmp.

La reforma de 2014 agravó la espotización de las campañas, esa es la paja; la viga es el gasto, ese sí en efectivo, por la propaganda gubernamental.

Semana Laica


Por Diego Valadés

Para el periódico REFORMA


 (31-Mar-2015)


La semana conocida como santa, por las celebraciones litúrgicas de la iglesia católica, forma parte de una tradición que hunde sus raíces en la edad media. La pascua es considerada la más antigua festividad cristiana y en 325 el Concilio de Nicea decidió que se celebrara a partir del primer domingo de plenilunio que siga al equinoccio de primavera.

Se ha tenido el cuidado de no convertir la celebración religiosa en feriado nacional. No es el caso de otros países de nuestro hemisferio, en varias de cuyas constituciones subsisten normas confesionales, ni lo fue durante mucho tiempo entre nosotros. Desde la independencia y hasta 1857 la religión católica era la única permitida en el país y durante largo tiempo incluso fue obligatoria. En la Constitución de ese año se suprimió la religión de Estado, gracias a la decisión de los constituyentes liberales, casi en su totalidad católicos. Este hecho es importante porque demuestra que el laicismo mexicano no es contrario a ningún credo.

¿Cómo se inserta una solemnidad religiosa en el contexto de un Estado laico? Los días jueves y viernes de esta semana no figuran entre los de descanso obligatorio establecidos por la Ley Federal del Trabajo; corresponden a una festividad que la tradición volvió vinculante en virtud de que el culto católico es mayoritario entre la población mexicana. En el país hay muchos feligreses de otras religiones abrahámicas, pero son minorías que limitan sus celebraciones a su ámbito comunitario.

El célebre historiador Albert Mathiez estudió (Los orígenes de los cultos revolucionarios) el esfuerzo realizado por los revolucionarios franceses para secularizar la vida social, adoptando incluso un calendario que suprimía toda referencia a las tradiciones religiosas. Pero los revolucionarios, entre los que figuraban muchos clérigos, estaban conscientes de que "ni los papas ni los siglos" habían podido desplazar el día de pascua, cuyo origen está en la antigüedad: en esa fecha los egipcios celebraban la resurrección de Osiris y los persas la de Auhra Mazda, por ejemplo.

Así como los revolucionarios advirtieron que la pretensión de alterar ciertas tradiciones era inviable, intentarlo hoy en los Estados constitucionales sería contrario a la libertad. Pero se puede plantear asimismo otra cuestión: que las tradiciones religiosas se preserven pero no a expensas de la laicidad.

La laicidad del Estado mexicano se perfiló desde el siglo XIX y aún no se consolida. El impulso más reciente corresponde a las modificaciones, en 2012 y 2013, a los artículos 40 y 24 constitucionales. De manera expresa México es un Estado laico donde existe el derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de convicciones éticas y religiosas. Pero la práctica no ratifica esas normas.

Numerosas autoridades políticas han contravenido el ordenamiento constitucional consagrando los estados o los municipios que gobiernan a la deidad de sus preferencias. Además, las medidas adoptadas en 2009 por las autoridades de salud, prohibiendo que en los hospitales federales las mujeres ejerzan su derecho constitucional a la terminación anticipada del embarazo, fueron consecuencia de la presión clerical y no han sido revocadas después de las reformas constitucionales. Son hechos graves.

La religiosidad es un derecho individual. En un Estado constitucional los criterios religiosos no se deben adoptar como norma jurídica, porque eso equivaldría a su obligatoriedad. Las normas son susceptibles de aplicación coactiva y el Estado monopoliza esa facultad: por lo mismo, no la comparte con ninguna otra corporación. Además, en materia religiosa ni siquiera las iglesias deben ejercer coerción sobre sus feligreses.

Muchos dirigentes políticos se pliegan ante el alto clero con la intención de obtener votos, o por el riesgo de perderlos. Tal vez algunos incluso lo hagan por convicción. Ninguna de esas razones es compatible con un Estado laico; quienes así proceden contravienen la Constitución.

Consolidar el Estado laico todavía llevará muchos esfuerzos. La primera generación de liberales, encabezada por Valentín Gómez Farías, inició el proyecto reformador en 1833. Ha sido un camino largo y sinuoso; seguimos trabajando para alcanzar el objetivo deseado, pero quienes se oponen también están activos.

La secularización es un proceso histórico en el que participan creyentes, agnósticos y ateos. La semana es de oración para unos y de reposo para otros. Santa o laica, según cada quien, con respeto y en libertad.


@dvalades



La Revolución

  por Manuel Moreno Rebolledo Con 110 años de edad, la Revolución Mexicana –impulsada por la pequeña burguesía de la época y con un ideario...