diciembre 29, 2015

2016: La Revolución del Talento

Hace unas semanas y con un grupo de personas que me acompañó en una conferencia sobre las perspectivas de la comunicación comercial, me di a la tarea de reflexionar sobre algunos aspectos que –en nuestro ámbito de acción–, se prevén para el próximo año. Los comparto a quienes me hacen el honor de leer esta columna:

Características del nuevo mercadólogo
Debe tener un conocimiento más profundo del entorno económico nacional e internacional y su impacto en los mercados y la creatividad suficiente para que las propuestas de sus marcas apoyen a la reactivación económica del país.

El mercadólogo de 2016 debe tener un mayor conocimiento sobre las posibilidades que las IMC tienen para sus marcas, y por lo tanto, un mayor compromiso sobre los resultados que su trabajo debe arrojar: Debe tener como premisa que es más importante ganar consumidores que premios.

La jerarquía en que mejor impactarán las actividades de comunicación
En cuestión de funcionalidad, se ha demostrado que una adecuada combinación de disciplinas bajo una misma estructura de trabajo creativo y operativo, aportan mayores beneficios para los clientes y un esquema mucho más rápido de recuperación de la inversión; esto sólo es posible lograrlo a través de un esquema de disciplinas integradas. Por otra parte, y dado que la economía del país estará lejos de alcanzar un crecimiento óptimo en 2016, el trabajo comunicativo deberá estar enfocado mucho más en el awareness y en el acercamiento directo con el consumidor o usuario. En ese sentido sugiero dar importancia en este orden:

1. Comunicaciones Integradas
2. Relaciones Públicas
3. Promociones y otras actividades Below the Line
4. Investigación
5. Publicidad

(En cada disciplina, una mejor estrategia de contenidos en redes sociales, será la mejor ayuda. Pero sólo eso, ayuda).

Los medios idóneos
Es difícil definirlo pues esto depende de cada marca y del sector al que ésta vaya dirigida. Por ejemplo, las marcas de lujo deberán considerar un mayor impacto a través de Internet, de medios escritos especializados, así como presencia, patrocinio y organización de eventos donde la marca sea la protagonista.

Por otro lado, si se trata de marcas de consumo masivo, los canales de distribución ofrecerán mayores posibilidades de acercamiento de la marca con el consumidor, lo que seguramente los convertirá en el medio más buscado en 2016; aparte de éstos, una buena mezcla se lograría utilizando además, en ese orden, medios exteriores, participación en eventos públicos masivos, medios electrónicos –principalmente radio–. Ahora que, si de lo que se trata es de un lanzamiento, la mejor opción sería la publicidad televisiva, siempre acompañada de publicities, radio, medios impresos, exteriores e Internet.

¿Y las agencias?
Deben entender que la creatividad, para que funcione, debe responder a una metodología de trabajo que necesariamente debe incluir conocimiento y cultura. Una organización de comunicación en cualquiera de sus disciplinas, sin un parámetro adecuado de cultura general entre su personal, no tiene segundas oportunidades.

También deben reconocer sus propias limitaciones y tener la honestidad necesaria para decirle a un cliente sólo lo que cada disciplina puede hacer por él: la deshonestidad se castiga.

Una agencia debe estar preparada desde la cabeza misma de la organización, para enfrentar los nuevos retos de calidad comunicativa contra presupuesto que tendrá 2016 y debe ir preparando cuadros para ser capacitados en la integración de disciplinas de comunicación, si quieren ser competitivos a largo plazo.

Las redes sociales
A diferencia de hace cinco años, ahora sirven para establecer relaciones duraderas (no sólo personales, sino también marcas-clientes).

En 2016 será muy importante convencer a un cliente de que las RS representan una opción seria de comunicación en la cual se debe invertir, aunque deberá entenderse que no son necesariamente lo mejor para establecer comunicaciones formales.

El gran escritor científico Arthur C. Clarke, autor de 2001: Una Odisea en el Espacio y 2010, decía irónicamente que el futuro ya no es lo que era. Y tenía razón: hasta hace relativamente poco, existía la falsa creencia de que la publicidad era condición sine qua non para una comunicación comercial exitosa. Las opciones que tanto las nuevas tecnologías como la imaginación de comunicólogos y mercadólogos, así como la investigación social, e incluso las crisis nos han traído, refuerzan la idea de que la publicidad es sólo una disciplina más (igual de importante pero igual de prescindible), dentro de una estrategia de comunicación integral.

Semiótica Mexicana

Aunque se ha propuesto que la semiótica sea el contenedor de todos los estudios derivados del análisis de los signos, sea cual fuere su origen (escrito u oral, humano o natural), su división en tres ramas la hace más comprensible: Semántica, que se refiere a la relación entre los signos y las cosas a las cuales éstos se refieren (su denotación); Síntesis, que se refiere a la relación de los signos como estructuras formales; y Pragmática, que se refiere a la relación existente entre los signos y sus efectos en aquellos (individuos o grupos) que los usan.

La semiosis, que es lo que estudia la semiótica, es el proceso que se desarrolla en la mente del intérprete; se inicia con la percepción del signo y finaliza con la presencia en su mente del objeto del signo.

Un hecho sin precedente
Esto se menciona porque –hace poco menos de un mes–, se presentó en Ciudad Universitaria una colección de libros que, para la profesión que ejercemos, se vuelve única. Se llama Los Mexicanos Vistos por sí Mismos y consta de 26 libros que son el fruto de 25 encuestas realizadas en todo el país sobre lo que en México pensamos de la vida, la economía, la política, la sociedad en este momento, y lo que pensamos será nuestro futuro.

Estos volúmenes son el resultado del esfuerzo de 93 investigadores y 21 centros de investigación e institutos de la UNAM. Todo el trabajo fue radicado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas. Los expertos en cada tema diseñaron las preguntas e hicieron un ensayo muy sencillo sobre los resultados. Es la primera vez que puedo presenciar un esfuerzo similar, tomando como base la investigación y sin que medie esa interpretación poética tan esencial de nosotros mismos que seguramente todos leímos en El Laberinto de la Soledad y que, en gran parte, es un retrato obsoleto.

El retrato
Hay una salvedad que pudo haber influido en algunas de las percepciones al momento de las encuestas: esta tarea se hizo hace exactamente un año cuando los hechos de Ayotzinapa aún estaban demasiado frescos como para ser digeridos.

Sin embargo (y a decir de quienes ya han tenido la oportunidad de revisar este trabajo en toda su extensión), si algún rasgo cultural ha cambiado del mexicano es que se fueron los estereotipos que nos hacían mirarnos como un ombligo lleno de pelusas: los machos, parranderos, jugadores y ladinos al parecer, ante nosotros mismos, han quedado atrás. Ahora el mexicano percibe como su principal característica el ser trabajador y como segunda el orgullo.

Otro asunto a ser tomado en cuenta es que, además de temas como el empleo, la educación y la seguridad, la corrupción forma ahora parte de las preocupaciones más constantes.

Los valores
Julia Isabel Flores –quien coordinó este esfuerzo–, comenta en su escrito preliminar que las tres palabras más asociadas al vocablo ¨México” son “país”, “cultura” y “corrupción”. Ya después siguen otros que lo asocian con “orgullo”, “tradición” e “inseguridad”. Tanto “corrupción” como “inseguridad”, son términos poco halagüeños para ser vinculados al nombre del país.

Es cosa de asomarse a las redes sociales para darse cuenta de los desencuentros que los diferentes temas de la agenda nacional provocan. Una dualidad que califica y descalifica a la menor provocación. En un diván de analista, no faltaría quien calificara a México de bipolar.

Posibilidades
Muy parecido a lo anterior provoca la percepción del gentilicio. Las primeras asociaciones que se perciben con el término “mexicano” son “trabajador” y “orgullo”, y van aparejadas de “honesto”, “leal”, “responsable” y “comprometido”, que alejan aquellos viejos epítetos que no nos bajaban de zánganos, conformistas e ignorantes. Sin embargo, esta nueva percepción positiva se combina, dualmente, con términos como “corrupto”, “transa”, “gandalla”, “maldad” que surgen, a decir de Julia Isabel Flores, con el crecimiento de la delincuencia en el país.

Para quienes nos dedicamos a comunicar ya sea a través de estrategias de recuperación o construcción de reputaciones; o a través de comunicar propiedades de un producto, marca o servicio a través de publicidad y promociones, o de desarrollar diseños que hagan evocar y percibir que estamos creando una comunicación sintonizada, conocer estos libros no sólo será un gran descubrimiento. Será sin duda la “piedra de toque” que no sólo dignifique sino profesionalice de nuevo la comunicación comercial del país. Una oportunidad que ya parecía perdida.

Hay que recordar que la frase de Umberto Eco donde dice que la semiótica es la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para mentir, fue dicha con sarcasmo. No vaya a ser que se la tomen en serio.

noviembre 06, 2015

Vendrá la Muerte

escrito por Juan Villoro para el periódico Reforma (06.11.2015)

En diciembre de 1975 llegué a Roma como en una novela de Cesare Pavese: al mismo tiempo que los vendedores de castañas. Un mes antes había sido asesinado Pier Paolo Pasolini. No se hablaba de otra cosa en la ciudad de las siete colinas.

Pagué mi pasaje a Europa trabajando en un barco carguero y contaba con ocho dólares diarios para sobrevivir en un voluntario vagabundeo. Me instalé en el albergue juvenil, junto al Estadio Olímpico, en las afueras de la ciudad. Las fogatas de las prostitutas hacían arabescos de sombra en el cristal translúcido de nuestro cuarto con veinte literas. Al cabo de unos días me mudé a un albergue cristiano, más céntrico. Por las tardes iba a las oficinas de L'Unitá, órgano del Partido Comunista, a leer gratis el periódico que se colocaba en los muros al modo de un dazibao. Pasolini, expulsado del partido por "inmoralidad sexual", era el tema obsesivo de los artículos.

Había leído su libro de poemas Las cenizas de Gramsci, su novela Teorema, que luego llevó al cine, y Ragazzi di vita, traducida como Muchachos de la calle. Admiraba sus versiones cinematográficas de Edipo Rey, El Evangelio según San Mateo, El Decamerón, Las mil y una noches y Los cuentos de Canterbury, y me había horrorizado con Salò o los 120 días de Sodoma, retrato de una orgía fascista. Pasolini unía dos convicciones que yo trataba de emular, el comunismo y el catolicismo, preconizaba la libertad sexual y era un extraño pionero en la interpretación cultural del futbol. Fanático del equipo de su ciudad natal, el Bolonia FC, jugaba en una liga de aficionados como imaginativo extremo izquierdo y describió la final de México 70 como un triunfo del "futbol de poesía", representado por Brasil, sobre el "futbol de prosa" de Italia.

Decir que lo admiraba es rebajar la idolatría. Sabía que cenaba a diario con el novelista Alberto Moravia y pensaba verlo de lejos en ese restaurante, sin dirigirle la palabra.

En un espléndido artículo publicado en Crónica, Francisco Báez Rodríguez recordó la forma en que el autor profetizó su muerte. A propósito del asesinato de dos chicas de barriada a manos de unos jóvenes ricos de derecha, Pasolini había polemizado con Italo Calvino. De acuerdo con el autor de El barón rampante, ese crimen reflejaba la decadencia moral de la burguesía. Pasolini sostenía, por el contrario, que la violencia podía emanar de cualquier zona de la sociedad. Al día siguiente de escribir su respuesta, conoció a un chico de barrio cerca de la estación de trenes, salió con él y fue asesinado. "De una manera sorprendente, con su propia muerte, ganaba el debate", escribe Báez Rodríguez.

Desde su película Accatone, que narra la vida de un ladrón, Pasolini captó el mundo del joven sin expectativas. En un texto sobre futbol, publicado en 1963, dejó esta estampa de alguien que podría ser su asesino: "Fue un mal hijo, un mal estudiante, sin culpa. Pálido, con los ojos azules bordeados de negro y de sangre, quizá también tísico, en cualquier caso femeninamente débil: predispuesto, por un terrible destino, a ser un posible espía, un rufián, un traficante de cocaína, un productor de espectáculos de cuarta categoría [...] Él es 'el Dios', llevando en el corazón la miseria de miles de pobres diablos veinteañeros llegados de la provincia -torpes como jabalíes, tímidos como sus primas; envilecidos, estúpidos- para comerse cada uno su porción de vida, tirándola. ¿Sobre cuántos cuerpos pasará?". En forma anticipada, Pasolini trazó el amoroso retrato de su verdugo, como si citara a Cesare Pavese: "Vendrá la muerte y tendrá tus ojos".

En su película Caro diario, Nanni Moretti visita la playa de Ostia donde el poeta y cineasta fue asesinado. Durante cinco minutos recorre en motoneta esa desolada región suburbana, al compás del Concierto de Colonia, de Keith Jarrett. Finalmente se detiene, junto a una cancha de futbol de hierba crecida y seca. Un pequeño monumento, con la hoz de la esperanza, recuerda a la víctima. El sencillo retrato de un vacío.

Ante la tumba de Gramsci, Pasolini sintió las ambivalentes tensiones que un maestro provoca en quien desea pensar por cuenta propia: "El escándalo de contradecirme, de estar/ contigo y contra ti, contigo en el corazón,/ en la luz; contra ti en las oscuras vísceras".

Hace cuarenta años murió Pier Paolo Pasolini. No quiso la beatitud del santo ni la devoción del líder. Supo pensar. Quienes queríamos idolatrarlo, aprendimos en sus versos a estar con él y contra él, en el escándalo de contradecirnos.

octubre 03, 2015

Personajes

Publicado en la versión impresa de la Revista Merca2.0 del mes de octubre.

Ya no es un asunto raro que personajes de la iniciativa privada formen ahora parte del gobierno y que personajes de la administración pública, otrora bendecidos por el presidente en turno, sean parte (o regresen a formar parte) del sector privado. A final de cuentas, la línea que separaba ambas actividades se juntó desde que ya todos buscan un beneficio que se traduzca en utilidades (desafortunadamente personales en el caso del sector público).

Cabilderos

En México hay un sólo tipo de cabildeo pero ejecutado por dos tipos de cabilderos, me explico: El cabildeo tiene por objeto el influir en el poder público –ejecutivo o legislativo– para, a través de la emisión de leyes o decretos, favorecer determinados intereses, particulares o públicos, que pueden beneficiar a una empresa o grupo de empresas que promueven una ley determinada y que además traerá consigo beneficios públicos (como por ejemplo, si las empresas que se dedican al tratamiento de aguas logran que por ley toda construcción que se haga en una metrópoli como la ciudad de México se obligue a tener una planta de tratamiento de agua residual para abatir la escasez del líquido –cosa que no se le ocurre ni de broma a los legisladores–); pero esta práctica también pueden favorecer a otro tipo de empresas que, sin menoscabo del perjuicio que puedan ocasionar a la población (como el sonadísimo caso de las cigarreras estadounidenses en los 80’s), se salgan con la suya y hasta lleguen a la corrupción como un método de “influencia” más directa.

Ética

Sin embargo, como mencionaba, hay dos tipos de cabilderos: Quienes a través de un trabajo serio de relaciones públicas buscan la base social como soporte a su trabajo de influencia y quienes se ostentan como cabilderos profesionales (casi siempre miembros distinguidos de la administración pública, que terminaron su ejercicio y no cuentan con un reacomodo razonablemente remunerativo en ese sector), que hacen su trabajo sin la menor consideración ética.

En este sentido, la ética en nuestra profesión se dimensiona aun más y no pretende otra cosa que la valoración de nuestros actos con respecto al sentir común de una sociedad ya de por sí lastimada por las decisiones de quienes administran (o han administrado) el gobierno.

Nada nos debe impedir como profesionales, rescatar las causas que sean justas a la vista de nuestra sociedad.

En México

Hace unos años, una diputada federal del Partido Acción Nacional (y quien casualmente era la esposa del –a la sazón–, presidente de ese partido), me dijo con toda la convicción posible que en nuestro país no existía el cabildeo.

Debo confesar que busqué por todos los medios no faltarle al respeto con la carcajada que solté ante lo que no sabía si era una clara muestra de cinismo o de una ignorancia absoluta. No importa de qué partido sean, siempre reaccionarán igual.

Y es que en nuestro país la doble moral es moneda de curso. Por un lado están esos políticos que siempre buscarán la manera de sacar provecho de su posición (ya sea como miembros o al frente de alguna comisión) y argumentando no saber nada al respecto y, por otro lado, quienes sin el menor asomo de ética sacan el mayor provecho posible dadas sus afiliaciones como ex miembros de un gobierno.

Y esa ausencia de rectitud también involucra, sin duda, a quien los contrata. En muchas empresas el silencio no es oro, es un sobre, decía el enorme humorista Jaume Perich (traductor de un sinfín de números de Ásterix el Galo), refiriéndose al silencio que deben guardar muchas empresas ante la posibilidad de ganar dinero “no con buenos métodos”.

Un personaje ficticio

Imaginen Ustedes a un personaje que se desempeñó como miembro prominente de un gobierno (al frente de una institución de salud), que regresa a la IP como director en una agencia de relaciones públicas –y que lo contratan sin importar que durante su gestión tuvo un pésimo manejo de crisis sobre un hecho muy grave (y lamentable) del que incluso se le menciona como responsable–.

Imaginen su poder de cabildeo a favor de algunas empresas relacionadas con el sector salud (como farmacéuticas –con las que seguramente tuvo qué ver cuando fue funcionario público–). Imaginen, sólo imaginen porque eso en México no pasa.

“Si el vaso no está limpio, lo que en él derrames se corromperá”, decía el poeta latino Horacio. Hasta ahora para lavar el vaso, solamente se requiere de voluntad individual y que el gobierno federal (para empezar), emprenda acciones que dejen constancia innegable de que va en ese sentido. Si esto sigue así, lavar el vaso será una tarea de proporciones épicas que nadie se atreverá a hacer.

Hasta el próximo mes.

septiembre 22, 2015

Sociología

Artículo publicado en el número de septiembre de 2015 de la revista Merca2.0
En su libro “Relaciones Públicas y Cultura” (Editorial Vision Net, España), el profesor de la Universidad Complutense, David Caldevilla –miembro prominente, por cierto de esa especie de sociedad secreta llamada La Escuela Española de Relaciones Públicas–, nos confirma que además de las llamadas ciencias de la comunicación (obviedad necesaria dada la preparación de quien las ejerce), son la sociología y la psicología social las madres de la disciplina que nos ocupa en estas páginas. Son su columna vertebral, nos dice.
Esto nos vuelve a las raíces de un sopetón cuando, sin el menor pudor, vemos todos los días que nuevas generaciones de publirrelacionistas se nutren de la mercadotecnia como disciplina fundamental para un trabajo cuya necesidad más importante es entender, influir y gestionar la opinión pública, origen fundacional de lo que en este negocio se suele llamar mercado.

La Sociología

El hombre es un producto social y la sociedad es una creación del hombre (en atención a Rousseau, primero y Hobbes, después). Pero es Durkheim quien concibió a los seres humanos como criaturas cuyo verdadero potencial se desarrolla casi exclusivamente en la vida social: la opinión, la dispersión de ideas, la convicción y su consecuente difusión en un entorno determinado, son realizaciones individuales que sólo pueden darse en un contexto social.

Comprar (ideas, objetos, marcas) y compartir (convicciones, trabajo), son actividades que serían imposibles de ver sin un contexto donde la sociedad influye y se deja influir. Es en ese sentido que podemos emitir una generalización: es crucial para quienes ejercen las relaciones públicas el punto de vista sociológico que nos ayuda a entender que los fenómenos sociales –como los que inician este párrafo–, son mucho más que la suma de individualidades.

Aplicaciones

El entendimiento adecuado de las diferentes teorías sociales, nos permite interpretar adecuadamente los conceptos conflicto potencial, crisis y riesgo sujetos siempre a la percepción individual, social y al contexto cultural.

Los conflictos potenciales, el riesgo y la crisis tienen dimensiones globales –no obstante la cultura local–, y su naturaleza es de importancia capital para los profesionales de las relaciones públicas, justamente porque las comunicaciones de riesgo y crisis son el núcleo de la teoría y práctica de esta disciplina. Por ello es tan importante considerar a la unión entre riesgo, crisis, reparación de la reputación y responsabilidad social, como una conexión lineal.

Responsabilidad corporativa

En su documento de promoción corporativa “The Road to Recovery” (2006), Burson-Marsteller nos dice que “una reputación que puede tardar en crearse toda una vida se puede destruir en segundos… una respuesta desafortunada, un acto inapropiado… una reorganización poco medida… Sin embargo, la empresa bien gestionada y consciente de su reputación no debe quedarse indefensa frente a la reputación dañada…Restaurar la reputación de una empresa es una tarea monumental –pero no imposible–… la estrategia más efectiva es una disculpa del presidente o del director general… el segundo enfoque más recomendado para recuperar la reputación es comprometerse a ser un mejor ciudadano corporativo.”

En ese sentido debemos recordar que, de ser un tema totalmente marginal, la responsabilidad corporativa se ha convertido en una tendencia generalizada en todos los rincones del planeta. Por ello, la gestión de conflictos potenciales que se realizan en relaciones públicas deben vincularse (casi simbióticamente) con los procesos de gestión de riesgos.

Conclusiones

¿En qué medida contribuye la sociología a la teoría de las Relaciones Públicas?

La sociología es la ciencia que estudia la “realidad social” y por ingenua que parezca esta definición su primera ventaja es destacarse, por contraste, con la mercadotecnia y cualquier otra actividad enfocada –de manera casi exclusiva, aunque no por ello deleznable–, a los negocios. La sociología, dada su condición de saber, de ciencia propiamente dicha, abunda en los fenómenos sociales, en la condición de las sociedades, en saber qué y cómo se motivan para efectuar acción. Es más que la suma de individualidades (en lo cual nos apoya la psicología social, sin duda), es la comunión de valores, sentimientos y percepciones su enorme contribución a las relaciones públicas.

Un dato con sabor a sugerencia: el gran impulsor de la sociología en nuestro ámbito de trabajo es Pitirim Sorokin y “Personalidad, Cultura y Sociedad” (1947), es una compilación que pinta de cuerpo entero prácticamente toda su obra. Ahí encontraremos muchas explicaciones a lo que dejamos de hacer.

julio 23, 2015

Tarde

Artículo de Juan E. Pardinas para el periódico Reforma
Publicado el 19 de julio de 2015

En el siglo XXI, el destino económico de un país dependerá de su capacidad de adaptación a los cambios en los mercados, la tecnología y los comportamientos sociales. Las naciones, como las especies, tienen que reformarse y evolucionar para sobrevivir. Esta semana, la realidad le ha puesto a México una serie de duras pruebas de adaptación y los resultados son preocupantes. La Ronda Uno para asignar contratos de exploración y explotación de petróleo fue en esencia nuestro examen de ingreso al orden energético global. La regulación de Uber demostró que el peso corporativo de los taxis pudo más que la voluntad de subirnos al tren del cambio tecnológico. La fuga del Chapo demuestra que México tiene la misma capacidad de adaptarse al mercado internacional de las drogas que un tiranosaurio rex a la caída de un meteorito en la península de Yucatán. Buscamos las respuestas en la historia y en la inercia, cuando las soluciones dependen de poder dejar el pasado atrás.

Durante décadas nos preocupamos que intereses extranjeros se querían enriquecer de la explotación de nuestro petróleo, pero cuando tiramos los muros a la inversión privada sólo dos invitados aceptaron la invitación a la fiesta. Ocho de los 14 bloques petroleros licitados en la Ronda Uno ni siquiera recibieron una sola oferta. No es lo mismo hacer un concurso con el barril a 100 dólares que a 50. La desangelada Ronda Uno demostró una asimetría en la percepción del valor de nuestra riqueza petrolera. Como sostiene el analista energético Gonzalo Monroy, la secretaría de Hacienda supuso que el valor comercial del petróleo en el subsuelo era muy superior a lo que estimaron las empresas. Después del acuerdo nuclear entre EU e Irán, este país del Medio Oriente anunció que en los próximos cinco años espera duplicar su producción de 3 a 6 millones de barriles. Para lograr esta meta, Irán busca forjar acuerdos y contratos de inversión privada similares a los que ofrece México. Esperamos décadas para abrir nuestro sector energético a la inversión privada. Dejamos pasar la era del petróleo caro. Nos adaptamos tarde.

El gobierno del Distrito Federal acaba de encarecer, perdón, regular el servicio de Uber y Cabify en la Ciudad de México. ¿Por qué sólo se permitirá usar coches con valor superior a 200 mil pesos? Cada vez que uses el servicio, en algún lugar de la tarifa, tendrás que pagar, en el futuro, como usuario el costo de este obstáculo a la competencia. Los choferes que se quieran autoemplear en Uber tendrán que pagar créditos más altos por autos más caros y el servicio se volverá, aún más, un lujo para chilangos privilegiados. Con este criterio, el GDF le puso un bache y un tope a la avenida por donde pasa la modernización tecnológica del transporte urbano.

Esta semana, mientras El Chapo se fugaba de una cárcel en el Estado de México, Barack Obama entraba a una penitenciaría en Oklahoma. Por primera vez en la historia, un presidente de Estados Unidos pisaba un penal. Obama escogió ese escenario para anunciar una reforma al sistema carcelario de su país. La iniciativa busca devolver la libertad a personas sentenciadas por venta de drogas, que no han cometido crímenes violentos. Mientras en varias partes de EU las personas compran y consumen legalmente mariguana, aquí las seguimos persiguiendo y encarcelando. El Chapo es un delincuente con una historia de violencia que se cuece aparte. Sin embargo, ante las evidencias de lo que sucede en EU y los túneles en nuestro subsuelo sería tiempo de que México empezara a pensar y actuar diferente. La legalización de las drogas no es una panacea, pero la prohibición sólo ha empeorado los riesgos de corrupción en el Estado mexicano. Una autoridad que no logra controlar a su reo más vigilado en un penal de 26 hectáreas quiere castigar la producción y venta de drogas en un territorio de dos millones de kilómetros cuadrados. Llegamos tarde a los cambios. Nos adaptamos a caminar, cuando el mundo y la evidencia nos exigen correr.

Esencia Bribona

Artículo de Eduardo Caccia para el periódico Reforma
Publicado el 19 de julio de 2015

Nada fácil tiene el panorama el presidente Peña, al cúmulo de descalabros sexenales se le suma esta semana el desdén del mercado para participar en inversiones petroleras y la multicitada fuga de Joaquín Guzmán Loera, que puso al país en el reflector mundial del narcotráfico y la vergüenza. Con ánimo de apoyar la figura presidencial (apoyar a México), le diría al Presidente que puede ser que sus reformas energética y educativa fracasen, le queda medio sexenio para otro logro: iniciar la transformación cultural del mexicano, una reforma social que modifique la forma negativa de ser mexicano, para pasar de una cultura de ilegalidad y desprecio por la ley a una de honestidad y legalidad. De conseguir el inicio de esta gesta, presidente Peña, su nombre pasará a la historia del lado de quienes han construido patria y servido a la nación (atributos que hoy la gente no le reconoce).

Mi recomendación será muy simple y a la vez retadora: presidente Peña, lea el libro Las hazañas bribonas: cultura de la ilegalidad, del doctor José Guillermo Zúñiga Zárate, y forme un equipo de trabajo que implante sus recomendaciones. Por supuesto, esperamos lo que no ha mostrado, su autocrítica, el buen juez por la casa empieza.

El doctor Zúñiga ha hecho una investigación científica sobre la cultura de ilegalidad en México y no puedo estar más de acuerdo con él cuando dice que el mexicano tiene una esencia bribona (ese lado astuto y sagaz para transgredir la ley, ser transa), que es parte de lo que yo llamo código cultural, una especie de instructivo intangible que nos hace actuar de cierta forma, a veces para el bien, otras para el mal, y que es implantado en los niños desde que empiezan a tener memoria, forjando un patrón de conducta proclive a la ilegalidad, que se hace de muchas leves transgresiones, pequeños actos permisibles que luego escalan a delitos mayores, y se autojustifican en cualquier nivel socioeconómico y cultural.

He visto, en una escuela primaria de alto poder adquisitivo, muchos autos en cuya placa trasera se ha sobrepuesto una mica que impide que el radar contra el exceso de velocidad les tome una fotografía y les multen. Hablo de padres de familia con educación, indignados por la corrupción en México, por la fuga de El Chapo, por el actuar del Presidente y su gobierno, que son, por otro lado, una manifestación de la enfermedad degenerativa y crónica del país: todos formamos parte de un sistema corrupto.

El doctor Zúñiga ha determinado un patrón de lo que llama "hazaña bribona" o acto de deshonestidad: la oportunidad (alguien me vende la mica antiinfracción), el sigilo (mi placa quedará oculta), la oposición (no quiero cumplir la ley ni pagar la multa) y la emoción (la satisfacción que me da brincarme la ley).

Su libro debería ser lectura obligada en familias, escuelas, iglesias, corporaciones y cualquier tipo de instituciones. Su mérito es que no sólo diagnostica bien, también da recomendaciones: evidenciar, hacer conciencia (al estilo AA) del patrón de deshonestidad (si se habla de ello desde la casa, oficina, calle, será más difícil hacer lo contrario, disminuiría la doble moral), abrirse a prácticas internacionales, usar manuales de procedimientos, lograr certificaciones, cumplir reglas y leyes sin excepciones (cero tolerancia), usar tecnología (GPS, cámaras de vigilancia, etcétera), implantar una cultura de legalidad desde casa (no es suficiente que haya leyes y reglamentos), cambiar la programación neurolingüística cultural, incluir a las mujeres (especialmente las madres, aquí coincide con Sara Sefchovich) para detener a los delincuentes de casa, entre otras.

La esencia bribona impide mover a México, es el componente activo de la corrupción y la falta de valores del mexicano, desde sacar provecho de un puesto y recibir beneficios ilícitos de proveedores sin importar el conflicto de interés, hasta escapar de una multa por exceso de velocidad o escapar de una prisión de alta seguridad. La esencia bribona es el túnel por donde se escapa el futuro de México.

La Revolución

  por Manuel Moreno Rebolledo Con 110 años de edad, la Revolución Mexicana –impulsada por la pequeña burguesía de la época y con un ideario...